INDIO
GRIS
FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2001 NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS
EN VARIOS IDIOMAS INDIO
GRIS ES PRODUCTO INDIO GRIS Nº 64 AÑO II EDITORIAL 21 de agosto de 1976 Lucho contra todos los oficialismos; también el oficialismo del Grupo Cero. Carmen
Salamanca recita a Menassa ME TOCÓ LA NIEVE EN LAS ESPALDAS Me tocó la nieve en las espaldas, La nieve me tocó el corazón. Anochece y del día, Deletreamos con cuidado cada uno su nombre: Yo soy la Blanca Nieve de tus sueños. Yo tuve ganas de decirle: QUERIDA: Voy por nuestro segundo encuentro. Espero que mi ansiedad por encontrarnos no lo estropee todo. Deseo las catástrofes, los grandes huracanes, los silencios profundos de la tierra, el mar derramándose en cataratas infinitas. Tu cuerpo siempre me recuerda estos acontecimientos sobrenaturales. Es decir, naturales pero maléficos. Un temblor, un sonido, son la tierra pero no eres tú. No tengo cuerpo para darte. Siglas de un cuerpo viviente, señales de un cuerpo que se fundió en los entredichos. Eso-No, tengo para darte, y sé que no te conviene. Un frenesí alienta el sonido de tu voz. Fiebres de ser te invaden constantemente. La negación de la muerte hace posible que cualquier tontería transforme el agujero del No ser, en la plenitud de ser nada. Reconozco no haber enviado todavía felicitaciones a nadie por las fiestas.
1 El yo considera la curación como un nuevo peligro, ya que no es él el que cura, sino Otro. Es por eso que un psicoanalista nunca debe esperar que el paciente tenga una gran convicción sobre el poder curativo del análisis. 2 Decir análisis terminable para un psicoanalista es una mala traducción, ya que se trata del análisis en cuanto finaliza para situarse en una especie de alcance infinito, revelando lo que, al fin de cuentas, hay de irreductible para el hombre y la mujer en el complejo de castración. Deseo entonces, que no es deseo de ningún objeto, sino deseo de esa carencia que, en el Otro, designa otro deseo. 3 - Mire doctor, le di una trompada (él hablaba con furia contenida) y lo cogí mal parado y pegó contra la vitrina de esterilización y rompió todo. Puso una cara de sorpresa porque un cristal se le había metido en la espalda como si fuera un puñal y otro pedazo de vidrio le hizo un corte en la frente. Al oler sangre me excité y al ver que el tipejo se levantaba tambaleando le metí una trompada, con tanta mala suerte, para el tipo, que salió volando y dio la cabeza contra el electrobisturí que se puso en funcionamiento y el tipo, pobre, recibió una patada eléctrica, que le produjo una fisura de trocánter y fractura total de ambos parietales. Yo dejé pasar unos minutos de silencio y sacando fuerzas de flaquezas le pregunté: - Y después de hacerme todo eso, ¿con quién se va a psicoanalizar? Dejé pasar otros dos minutos y le dije: - Continuamos la próxima. Él, cuando me dio la mano, para despedirse, me sonrió, francamente.
- Ella es un viento que arrasa mi memoria. Un pequeño mohín, a media tarde, me tuvo sin escribir hasta las doce de la noche, preocupado de que mi amor no sirva para nada. Nunca me follé tanto y tan seguido a ninguna mujer y ella, todavía, me dice mentiroso cuando le digo que la amo. Por ahí, mañana para saciarla me la follo con un hierro caliente y la dejo clavada en la pared, pero mañana viene, contenta, como si alguien le hubiera dicho que la ama, y cuando llega me sonríe y cuando apenas la beso aprieta las piernas y pone cara de extraviada, y yo la empiezo a besar por todos lados, y ella se mueve inquieta y quiere decirme algo, y yo la beso con insistencia y ella me manotea entre las piernas y yo me dejo hacer cualquier cosa, porque ella es hermosa y sus manos vuelan por mi cuerpo y su boca vuela por mi cuerpo. Yo me quedo quieto, como vencido y ella aúlla, literalmente, y se tira sobre mí y salta sobre mí, como yo saltaba sobre ella cuando nos conocimos y cuando le meto la polla, cuando con la polla le acaricio el vientre por adentro, ella, putita enamorada, grita y me llama con los nombres de todos sus hombres amados. Después, un poco más tranquila se pasea por mi cuerpo de manera apacible. Recorre uno a uno todos mis músculos. Busca las inserciones. Se pregunta para qué sirve cada uno de mis músculos. - Este debe servir para respirar -y me toca el Serrato Mayor. Después cuando me pregunta por el Sartorius, se ríe a carcajadas porque tiene que pasar su dedo, al indicar las inserciones superiores, muy cerca de la polla. Me mira con ternura y me hace señas con la cabeza, sin hablar para que me dé vuelta. Yo hago de cuenta que no entiendo, porque si bien es verdad que yo gozo con todo lo de ella, gozo verdaderamente cuando ella además de hacer, me dice "cosas". Me quedo quieto, sabiendo que ella, ahora, intentará sin pedírmelo, nuevamente, por todos los medios, darme vuelta. Primero lo intenta por la fuerza y claro, ahí, yo me siento una joven karateca canadiense defendiendo su virginidad. Ella, sin sentirse vencida, retrocede y comienza a jugar con mi pene (que quiere decir la polla, todavía muerta) y va lentamente abriendo mis piernas y pasa con voluptuosidad, controlada, su lengua por debajo de mis huevos, haciéndome sentir un enorme placer y la fantasía, casi corporal, que ella le está chupando el coño a una mujer. Mi polla toma proporciones descomulanes. Ella, aprovechando mi posición se sienta encima de mí, mirando para mis pies, agarra la polla con una de sus manos y con la otra se entreabre los labios y mientras dice, con voz entrecortada y caliente: - Ahora, ahora -y pasa una y otra vez alrededor de su vagina, la polla sin introducirla. Yo, más grande y más dura no la puedo tener y ella me dice: - Ahora, ahora, métesela. Y yo le agarro las nalgas con fuerza y le meto los dos dedos gordos juntos en el culo y ella salta de alegría y dice: - Mira, cómo goza. Y se revuelca y ríe y sueña que estamos en el carnaval de Río, todos en pelotas, y se deja caer sobre mí y la polla se le mete hasta el cuello y, ella, grita y se calienta más aún y grita más y se calienta más y se lleva las manos al cuello y en el orgasmo, que nunca había tenido uno igual, se arranca la cabeza y comienza, por así decirlo, una nueva vida. (continua en el próximo número)
1 Esta noche tengo, como poeta, en mi
mirada: 2 Quiero el poder de haberte transformado y no el dominio sobre los efectos de tu transformación. - Entonces no me quieres -dijo ella, cuando se iba para no volver. 3 La guerra no tiene víctimas humanas aunque se cuenten por millones; lo que cae en una guerra, son libros, páginas escritas, pensamientos. 4 Ningún mortal desafía al destino, pero tú que eres tan adorable... 5 Tengo que poder acallar todas las voces, también, las voces de mis enamoradas, gritando por ahí, que no sé hacer otra cosa que el amor. El mercado y la guerra también forman parte de mi inteligencia. 6 En lugar de abandonarlo todo, tengo que aprender a abandonarme en todo. El que no puede, no puede y eso es todo. Alfabetos que danzan a mi alrededor sin serlo. 7 Los alucinados modernos son gente sin padre y sin madre, o con padre y madre un poco idiotas, religiosos, imbéciles o ausentes. Basta de familia, quiere decir, fundamentalmente, educar a los hijos como se debe. 8 Arrebatados, locos, perdidos, todo lo que quieran, pero no tenemos que dejar morir de hambre a ninguno de nosotros, aunque sea un haragán, un imbécil, un extraterrestre. DESERTORES DE CUALQUIER ENCUENTRO Pasan
las horas mientras el mundo duerme. ¡Oh
vida abandonada por los vicios! Son caras las derrotas que jamás has tenido. Debe
haber la hora del que acepta Soledad
que viniste a visitarme Algunos días, preferiría desconocer la guarida. Lucía
Serrano Madrid, 16 de agosto de 2001 El que no pueda más, ESTO ES PUBLICIDAD LLANTOS DEL EXILIO Autor: Contiene
trece láminas con algunos de los mejores cuadros de la obra de Miguel
Oscar Menassa. |