Revista semanal por Internet Indio Gris
Nº 90. AÑO 2002 JUEVES 14 DE FEBRERO

poesía cartas de amor psicoanálisis erotismo política o basura

FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2002

NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS
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EL INDIO DEL JARAMA
LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO DEL SIGLO
XXI

Indio Gris


INDIO GRIS Nº 90

AÑO II

EDITORIAL

ENTREVISTA AL POETA MIGUEL OSCAR MENASSA

Domingo, 10 de febrero de 2002

Carmen Salamanca: 13 años, entraste en el bar, 14; ya habías leído a Faulkner, estabas leyendo a Marx ¿a qué edad entraste en la marina? ¿A los 21 años? ¿cuándo publicaste el primer libro?

Miguel Oscar Menassa: Si nos vamos de los 13 a los 20 años, nos perdemos la historia con la prostituta Beatriz, que fue a los 14 años.

CS: ¿Qué nos puedes contar de los 14 años?

MOM: Yo tenía tanta mala suerte cuando era chiquitito, que esta chica, que trabajaba de prostituta (que hay gente que trabaja de eso) un día me conoció y se enamoró ¡pobre de mí! No pobre ella, pobre de mí. Entonces yo me ocupaba  de ella, le llevaba medicinas para el hijo, para las compañeras, fue por esa relación con esta chica que yo seguí medicina. Porque me tuve que hacer cargo del hijo, de la tía, etc, siempre le conseguía los medicamentos, aprovechando que mi madre trabajaba en un hospital. Mi madre me decía “pero ¿para qué quieres tantos medicamentos, que te vas a enfermar?” Y yo le decía “que no son para mí, mamá”. Ella entendía, bueno, entendía relativamente, ella hubiese preferido que todos los medicamentos del mundo fuesen para ella.

CS: ¿Y?

MOM: Esa fue mi primera experiencia con la prostitución, nunca me acosté con la chica, se acostaban mis amigos, por eso yo sabía que era una prostituta. Yo iba al bar de copas donde trabajaba y conversábamos, yo estaba totalmente enamorado, hasta que ella me amenazó con dejar la prostitución. Entonces yo en esa época que era un chico de barrio, como ustedes se acuerdan, ahí tuve miedo porque quería dejar de trabajar.

CS: Ya habías aprendido que hay que trabajar para comer.

MOM: Ella dijo que quería dejar la prostitución, y era lo único que sabía hacer ¿qué iba a hacer? ¿qué pasó, no les gustó? Entendí que una de ustedes pensó muy mal de mí. Después van a andar diciendo que a mi me gusta que las mujeres trabajen de prostitutas.

CS: ¿Qué estudiabas en esa época?

MOM: En 1954, ahí me echaron del bachillerato, al año siguiente tuve un percance con una peronista... y la profesora me echó, quedé expulsado del colegio. Yo era muy peronista, y ella era peronista... y ahí vino la revolución libertadora, donde mataron un montón de gente pero que a mí me vino bárbaro, porque dijeron que me habían echado por política y me reincorporaron con todas las materias aprobadas.

CS: Primer negocio.

MOM: Se llamaba Máxima. Que era así chiquitita y ahí empezó el lío porque yo cada vez que me dirigía a ella le decía Mínima, era así chiquitita y me daba vergüenza llamarla Máxima. El asunto es que yo vivía contradictoriamente, porque mi hermana Elsa, por ejemplo, estaba en la plaza de Mayo embarazada de seis meses debajo de las bombas de los tiros que le tiraba la revolución libertadora y por otro lado tenía que estar contento porque me había sacado un problema de encima, rendir todas las materias hubiese sido imposible. Aunque recuerdo que había dos profesoras que estaban enamoradas de mí, la profesora de matemáticas, estaba muy esperanzada en que diera todas las materias, esa no me quería regalar, pero claro decía que era un chico muy inteligente, me quería matar.

CS: ¿Y ahí estabas en…?

MOM: Tercer año. Después fue coser y cantar, porque hubo una época muy brillante... hubo una especie de euforia y empezamos a hacer cine en el colegio..., digo esto para que le digan a Miguel Martínez.

CS: Que no se crea original.

MOM: Era muy divertido.

CS: ¿Qué pasaba en el país entonces? ¿Qué gobierno había?

MOM: Lo que recuerdo es que en el año 1950, que era el aniversario de San Martín, llegó a mi casa un frigorífico, me acuerdo porque tenía una cinta que lo rodeaba que ponía "1950 año del libertador, General Don José de San Martín".

Yo vivía en una familia de trogloditas, toda mi infancia vivimos sin teléfono, nos parecía muy natural. Decíamos “mira, la gente utiliza el teléfono”, pero no era algo que fuera bueno para nosotros.

CS: Cuando lo del frigorífico tenías ¿cuántos años?

MOM: Díez años, ya había trabajado, había conocido la cárcel y lo del amor no se lo digo porque todas las mujeres son celosas.

CS: ¿Cuántos años fueron de instituto?

MOM: De los 12 a los 17. Gastaba mucho dinero. La lotería tenía un juego clandestino al lado donde tú le podías jugar a un particular, los dos últimos números o los tres últimos números.

CS: Y a los 17 ¿qué más pasó en esa época de interesante?

MOM: Yo gastaba mucho dinero y no tenía dinero, entonces en Buenos Aires actualmente es oficial, pero el asunto es que las loterías tenían un juego clandestino al lado que se llamaba quiniela, ¿qué era clandestino? Que tú le podías jugar a un particular los dos últimos  o los tres últimos números. Entonces si jugabas la última cifra te pagaban bien lo que jugabas, si jugabas dos cifras te pagaban setenta veces, si jugabas tres cifras te pagaban algunos cuatrocientos y otros quinientos.

CS: ¿Qué quieres decir con "a un particular"?

MOM: A un particular clandestino, que no estaba permitido por el estado. La lotería era del estado. Es para decirte que trabajaba de eso.

CS: ¿Trabajaste de eso? porque gastabas mucho dinero.

MOM: Bueno, no está relacionado que gastara mucho dinero con que trabajara de eso. Gastaba mucho dinero, de algo tenía que trabajar. Le robaba bastante a mi padre pero yo sentía que no era mucho dinero y además mi madre era una escandalosa, cada vez que le robaba me hacía un escándalo.

¿La historia con mi padre se la conté? Un día me pescó cuando le estaba robando dinero. Porque él guardaba el dinero de una manera muy rara, en una caja de cartón muy sucia a la vista de todo el mundo y entonces yo le sacaba. Un día me vio y me dijo “pero hijo, ¿no le alcanza el dinero que le doy?”, no me dijo nada más que eso: “¿no le alcanza el dinero que le doy?, le dije: “no”. “Entonces va a tener que trabajar”. No me digas que no estuvo bien, otro padre te mata ¡Qué risa! “¿No le alcanza el dinero que le doy?” no lo entendía.

CS: Tu padre era moderado con eso del dinero, era como muy ahorrador.

MOM: No sé lo que quiere usted decir. Era un trabajador, y como era un trabajador,  el dinero le costaba. Se levantaba a las 2 de la mañana y volvía a las 12 del mediodía. Se llevaba dos maletas que pesaban 70 kilos cada una, una en cada mano. Un atleta, se podría decir. Venía a las 12, comía, dormía la siesta y después iba a comprar la mercancía que tenía que vender al otro día. Y después, como la teoría que tenía él era una teoría árabe, cuando se jubiló se buscó otro trabajo porque decía que se moría sin trabajar. Y vaya a saber si no se murió porque dejó de trabajar, bueno, igual se tenía que morir, pero un añito más hubiese aguantado.

CS: ¿Por eso te preparaste los próximos 50 años de trabajo?

MOM: Yo sí, aprendí bien, además, al que hable de que me voy a jubilar le doy una cachetada.

CS: Que uno no se puede jubilar, que se cae todo. Bueno ¿cómo era? Cuando dejó de trabajar tu padre...

MOM: Trabajé como levantador de quinielas. Lo primero que se me ocurrió, como a cualquier joven, era estafar al dueño, al contrabandista, al jefe de los quinieleros.

 ¿Cómo es que un joven estafa al jefe de las quinielas? Muy fácil. Estudia las carreras del domingo y dice: el número cuatro no puede ganar. Entonces todas las posturas que vienen al número cuatro se las guarda él, en lugar de llamar al jefe para decirle: "al número cuatro 3.000 boletos, 4.000 mil boletos". No le dice nada, porque estudió muy bien y sabe que ese caballo no puede ganar. Entonces, yo estudié muy bien y dije "este caballo no gana ni por putas" y me guardé todos los boletos. Pero en aquella época el hombre éste era muy poderoso. Yo me había guardado una fortuna, casi el valor de una casa, y ¿qué pasó? que ganó el número 4 del que yo me había guardado los boletos, y no sabía qué hacer, me daba por muerto. Como este hombre me quería mucho, era el único estudiante que tenía en sus filas, me quería mucho, yo agarré y le enfrenté. Le llamé y le dije: ¿sabes que se me olvidó darte una jugada que precisamente es el caballo que ganó? Y no me dijo nada, sólo: “Espero que sea la última vez”.

CS: En la entrevista del otro domingo decías que las cobardías siempre se pagan.

MOM: Yo, cobarde, solamente fui con las mujeres, porque ya les dije el otro día que si les dices una vez que no, no te utilizan más. Yo ahí tengo una cobardía, prefiero seguir siendo utilizado. Vaya usted preguntando por ahí, los hombres dicen que las mujeres no los utilizan para nada...

CS: Y ¿alguna mujer de aquella época, con el mafioso?

MOM: Sí claro, la contrabandista del grupo. Cuando este hombre, un hombre poderoso,  se dio cuenta que yo estaba de novio con la mujer ésta, me llamó aparte y me dijo: "Antes de que lo cuente ella, te lo cuento yo: A esta mujer la amé con locura, pero sólo una vez la besé, la tuve que llevar a la playa de Copacabana, ya vas a conocer esa playa".

Yo era un niño y me trataban como un hombre, ¿no ven que él me trata como un anciano? Siempre me pasó así. Así que cuando cumpla 130 años, si llego, ya el mundo me va a tratar de manera diferente, porque algún reconocimiento me tendrán que tener. ¿Qué quieres, que me reconozcan ahora que todo el mundo llega a los 60 años? Pero a los 130 años es diferente y ahí, cuando me hagan un examen, todo el equilibrio iónico va a estar diferente.

CS: ¿Cómo es eso del equilibrio iónico?

MOM: Sí, que usted tiene tanto de potasio y tanto de sodio... Porque yo estoy haciendo una guerra contra la física moderna desde hace 60 años. Lo único que no puede el hombre es ser inmortal, después, el resto de las cosas humanas, yo creo que el hombre puede. Lo que pasa es que el hombre prefiere no poder esto y seguir pensando que es inmortal. Ahora la naturaleza está tomando venganza, resulta que el hombre se creía que había dominado totalmente la naturaleza y ahora la naturaleza le mata. Le inunda las casas, le hace terremotos donde no los espera, manda a vivir a la gente al lado del río y después los inunda. No es que la naturaleza haya crecido y se haya hecho humana y poderosa, es que el hombre tiene culpa... Yo conocí a un amigo que era pescador desde muy pequeño, y él no se metía al mar por temor a que los peces se vengaran.

CS: ¿Has conocido mucha gente que tenía teorías y filosofías sobre la vida, digo gente del pueblo?

MOM: Eso que usted pregunta ingenuamente, todo el mundo tiene alguna teoría para vivir. Eso es por la sexualidad. La sexualidad es tan diferente en cada ser humano que permite, (porque todo está organizado alrededor de la sexualidad),  según la sexualidad que tengo, organizar la vida en razón de esa sexualidad. Pero como cada sexualidad es diferente, porque depende de lo imaginario de los sujetos y usted sabe que hay algunos estudiosos que están estudiando el problema, que dicen que una máquina conseguiría dos partículas iguales dentro de 50.000 años, para decir que no puede haber personas iguales ni estructuras iguales. Lo imaginario es eso tan privado, tan privado en última instancia, tan personal...

Yo le voy a explicar lo del número tres. Por ejemplo el número tres tiene su representación simbólica y su representación imaginaria. Igual que el rojo, todos tenemos una representación simbólica del rojo, pero si nos llegan a preguntar qué es para nosotros el rojo, se enterarían que son cosas diferentes. Con el número tres, yo siempre pienso en los tres mosqueteros, que eran cuatro. Sin embargo, para mí, esos cuatro son representación imaginaria del número tres.

CS: Sigamos.

MOM: Pero parece que usted no se asombra de nada, le estoy contando que a los 18 años los mafiosos hablaban conmigo como fuera uno de ellos y yo era un estudiante de medicina, que mi amante era contrabandista, su amante anterior, que era el capo de la mafia, vino a pedirme perdón porque un día había besado a mi novia dos años atrás ¿qué quiere que le cuente? Haga una historia conmigo ¿cuántos guiones cinematográficos va a escribir?

CS: Yo le estoy haciendo una entrevista, eso son proyectos posteriores. Además mi función no es asombrarme ni conformarme con nada sino preguntar.

MOM: ¡Ah, bueno!

CS: ¿Por qué te trataban como a un mayor?

MOM: Porque yo quería. A los 13 ó 14 años entraba en el casino de Mar del Plata que a los únicos que les piden documentos es a los que creen que son de menor edad.

CS: ¿Parecías mayor?

MOM: Más bien tenía cara de boludo, entonces parecía mayor, una cara de higo, ya era escritor. ¿Qué joven no es esquizofrénico? Si encima eres escritor está todo arreglado. Te acercas al psicoanálisis, que a tu enfermedad le llaman disociación operativa, y ya te curaste.

CS: ¿Quiere añadir algo más por hoy o lo dejamos?

MOM: Bueno quiero agregar que el asunto de hacer la entrevista con usted, me pone cachondo, que siento una sensación acá entre las piernas.

CS: ¿La erótica del recuerdo?

Nervio angular torciéndose en recodos.
Lo fue todo el amor, esa caricia boba.
Así fui, medio siglo, el bobo del amor.
Delirante, temeroso de que cualquiera me robara lo mío.

No tuve nunca nada,
sólo la reja que separaba lo mío de lo ajeno.

Embarcado por mi propio delirio
en una gran ola fantástica,
hice un viaje de luz y de palabras,
un viaje a poblaciones sin retorno.

Cuando veía de lejos un ser humano,
me ponía contento, golpeaba las manos
y el corazón latía apresuradamente,
pero nunca intentaba emocionarme.

Al principio hasta me daba asco,
cuando los hombres se mataban o
simplemente se morían.
Luego fui la queja sin límites.
Quejas del alma quieta, quejido lujurioso,
y nadie me escuchó.

QUERIDA:

Dime dónde estoy, dime dónde estoy y haremos el amor sin conocernos. Ciego, a las bondades de la naturaleza, prefiero estar, cuando la niebla del deseo nos atraviesa.

Y es un sentir oculto lo que se hace vana presencia iluminada.

Un beso siempre muere en el beso, un verdadero gran amor, muere la misma noche que se produce. Un polvo verdadero no se recuerda nunca.

Por eso es que te amo, extranjera, blanca extranjera mía y tan lejana.

Te amo por ese mundo que se abre al perderte. Amo las alas que me diste para volar lejos de ti, oh, enamorada.

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Ella, hoy, entró radiante a la consulta y me dijo:

- Mire doctor, hace más de 14 años que estoy casada y a pesar de que con mi marido hablo de todo y todo el día, no hemos tenido hijos.

- Yo me quedé en silencio unos segundos, como dudando si debía, y se lo dije directamente:

- ¿Y por qué no prueban follando?

-¿Le parece doctor? -respondió ella a la vez y algo en su rostro se oscureció, como cuando en los toros llueve.

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Un día la chupé con tanto apetito que me la comí. Hoy día, todavía, ella ensaya poder bailar dentro de mí.

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ALGO DE POLÍTICA O RECOLECCIÓN DE BASURA

1

Hay un sometimiento, un sojuzgamiento del hombre, del sujeto actual, del sujeto social, a la determinación de clase. Entonces, la adopción de un elemento desde la dialéctica que impone la teoría del valor: burgués o proletario, me da la ilusión de que el dinero tiene a quién corresponder.

Si salgo de la dialéctica que me imponen las relaciones sociales de producción capitalista, el dinero, en realidad, es un fetiche que no pertenece a nadie, circula y puede caer en cualquier mano, de quien sea capaz de pensarlo.

Vengo a decir que el dinero no es sólo económico, no es sólo político-económico. El dinero es psíquico. Y esa frase es subversiva para la izquierda y para la derecha, subvierte el sistema. Ni la izquierda ni la derecha la pueden capitalizar, pone en cuestión el sistema como tal, no lo avala por su participación activa desde ninguno de los dos polos.

2

El ejercicio de un poder también puede ser el ejercicio de la cura y trabajar para un sistema, tarde o temprano, lo tendremos que hacer. Tenemos que saber que una gran tienda o un gran Estado dan el mismo trabajo que una histérica pobre.

La ilusión de trabajar para muchos, sólo es posible para las grandes tiendas de almas, como son las universidades y esos lugares donde el sonido del sol rompe la tarde.

Espero poder este viento de libertad que me llama a ser. Una especie de grandilocuencia, toda para el bien:

Libertad, pan, poesía enamorada.

Yo fui quien diagnosticó con precisión, y con bastante anticipación, el mal de nuestra época. Nadie podía darse cuenta que el hombre, además de culo, tiene corazón.

Se trataba de una gravísima interrupción en el camino del hombre hacia una humanidad posible.

Sin conocerse demasiado a fondo los motivos, se sabía que el hombre estaba más enamorado de su propia caca que del universo.

Indio Gris


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Inauguración: viernes 8 de marzo a las 19 horas

Cierre: domingo 17 de marzo a las 14 horas.

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Mutual complutense                                  
C/Nueva nº10 . Alcalá de Henares  

Horario:
De Lunes a Sábado de 19  a 21 hs.
Domingo.- 12 a 14 hs 


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