Revista semanal por Internet Indio Gris
Nº 89. AÑO 2002 JUEVES 7 DE FEBRERO

poesía cartas de amor psicoanálisis erotismo política o basura

FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2002

NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS
CASTELLANO, FRANCÉS, INGLÉS, ALEMÁN
ÁRABE, PORTUGUÉS, ITALIANO Y CATALÁN

La danza Interminable

INDIO GRIS ES PRODUCTO
DE UNA FUSIÓN
EL BRILLO DE LO GRIS
Y
EL INDIO DEL JARAMA
LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO DEL SIGLO
XXI

Indio Gris


INDIO GRIS Nº 89

AÑO II

EDITORIAL

El Indio responde
Domingo, 3 de febrero de 2002

Carmen Salamanca: Cuéntanos un poco tu historia ¿De qué trabajaba tu papá cuando naciste? ¿Qué recuerdos tienes? ¿A qué edad empezaste a ir al colegio?

Miguel Oscar Menassa: ¿Quieres que te cuente el verdadero drama de mi vida?

CS: Sí.

MOM: Cuando tenía la edad de escolarizarme, a los cinco años era en aquella época, me llevaron al colegio José María Gutiérrez, que era un colegio de señoritas, entonces, me llevaron por la mañana y me escapé.

CS: ¿Dónde?

MOM: Me escapé, me fui del colegio porque no quería estar en la escuela de señoritas.

CS: ¿Pero no había colegio de chicos?

MOM: Sí, pero el colegio ése estaba doscientos metros más cerca que el colegio “Almafuerte”, encima se llamaba “Almafuerte”, que era el colegio de los varoncitos. Huí de las mujeres. Después, las tuve que aguantar toda mi vida y las tuve que mantener toda mi vida, por haber huido. Las cobardías siempre se pagan caras.

CS: ¿Cuántos años tenías ahí?

MOM: Cinco.

CS: Y luego te mandarían a otro colegio ¿no?

MOM: Me mandaron inmediatamente al colegio “Almafuerte” al otro día. Si no hubiera ido al “Almafuerte”, nunca hubiese conocido la zarzaparrilla, que le llamaban, que era una planta que daba unos troncos ahuecados. Se podía encender y calar.

CS: ¿Fumar?

MOM: Sí.

CS: ¿La zarzaparrilla?

MOM: Sí, era muy fácil, porque pasábamos por la casa de una vecina que estaba al lado del colegio y le arrancábamos un trozo de planta y esa planta ya servía para fumar.

CS: Colegio “Almafuerte” a los cinco años...

MOM: Ahora, pensando que casi me muero de los pulmones, hubiese sido mejor que hubiese ido al colegio de mujeres, porque no hubiese conocido la zarzaparrilla.

CS: ¿Cuándo empezaste a vender bisutería? ¿Por qué empezaste a trabajar tan joven?

MOM: Fui por primera vez a la cárcel a los ocho años, por vender en la calle, vendía hojitas de afeitar.

CS: ¿A los ocho años? ¿Y qué pasó?

MOM: Vino la policía y me pateó el puesto que tenía porque no les había dado dinero, me imagino. Seguramente les habría dicho “Andá a la concha de tu madre”, porque yo era muy malhablado cuando era chico. Y el policía me agarró, me rompió el puesto y me llevó preso. Llamaron a mi papá, que era un hombre que creía en el trabajo, era un trabajador y por eso no entendía cómo se podían llevar al hijo preso por trabajar. Entonces fue a la comisaría e hizo un follón tan grande que el comisario me dijo: “Mire, usted que es razonable, dígale a su padre que pare, porque les vamos a dejar a los dos aquí dentro”. Porque el turco no podía entender: “si el chico estaba trabajando, si hay tanto delincuente ¿por qué con el chico? Ustedes son unos corruptos...”  Tántas barbaridades que el comisario dijo: “Contigo no iba muy en serio, pero llévate a tu papá, porque si no...” ¡Qué risa!

CS: ¿Y cómo te marcó eso después respecto al trabajo?

MOM: Aprendí que, aunque la policía no te deje, hay que trabajar igual, si no ¿cómo comes? Que, aunque a tu señora no le guste que triunfes, tienes que triunfar porque, si no, después no tienes comida. Que, aunque los amigos te envidien porque ganes dinero, tienes que ganar dinero porque, si no, está mal no ganar dinero. Que hay que soportar los sentimientos encontrados de las personas, si no ¿cómo haces para vivir?

CS: ¿Y seguiste vendiendo cositas?

MOM: Yo toda mi vida vendí, ¿no ves que ahora vendo cuadros?

CS: Bisuterías.

MOM: Ahí, cuando me llevaron preso a los ocho años, sólo vendía hojitas de afeitar, luego me dediqué a vender fantasías porque me di cuenta que las mujeres tenían algo especial, eran capaces de gastar dinero en cosas inútiles. Había que aprovechar comercialmente eso. Me dediqué a venderles fantasías a las mujeres, que compraban cualquier porquería que les vendieras: “¡hay qué bonito, qué bonito!” Y se la llevaban. Ahí ganaba unas diez veces más que mi madre, que trabajaba de enfermera en el hospital Pena.

Yo era muy religioso, era monaguillo, ayudaba en las misas, era tan perfecto que me masturbaba todos los días para tener algo que contar al sacerdote, porque yo decía “si no le cuentas nada ¿de qué trabaja?” Entonces, me hacía la paja todo el día para decírselo. Uno de los sacerdotes me empezó a pegar con un abanico en la cabeza mientras me preguntaba:

-Pero ¿a dónde van los que se masturban todos los días?

Y me pegaba en la cabeza y yo le decía

-Al corralón de Don José, y él repetía

-Que no, que ¿a dónde van los que se masturban todos los días?

-Bueno a veces me masturbo en el baño- contestaba yo. Y me pegaba en la cabeza y me pegaba en la cabeza, porque él quería que le contestara “al infierno” y a mí ni se me ocurría, ¿cómo se me va a ocurrir?

CS: Estabas pegado a la realidad: voy donde no me vean.

MOM: Al corralón de Don José, le dije primero, teniendo en cuenta que había denunciado a Don José, pero bueno.

En un decir, como hacen las personas viejas como yo, que dicen un montón de boludeces, yo podría decir que se lo debo todo a la iglesia. Claro, porque ahí hice mis primeras cosas: conocí las primeras chicas, después conocí a un ingeniero que me dijo: “Esto del mundo es una boludez” y me dio la explicación racional de la creación del mundo. Yo tenía que aprender con él, era mi maestro y me lo explicó todo. Y entonces, claro, como para creer en dios... Yo tenía trece años cuando me dio la explicación y ahí se acabó todo. Creía haber entendido algo y nada, y se acabó.

CS: Y se acabó ¿qué quiere decir?

MOM: Que se acabó la religión. Llegué a pensar barbaridades. Ahora no, ahora pienso que es buena. Si el comunismo produce raquitismo y el capitalismo produce SIDA, infecciones generalizadas y qué sé yo, la verdad, la Iglesia no es tan mala, sólo produce trastornos de la identidad sexual. Comparado con el SIDA, el cáncer, el hambre y que te mato, que te mato, que te mato, la Iglesia, chupi. Ahora sería capaz de hacer una campaña a favor de la Iglesia. Y la familia también, la familia me parece algo importante. Es que el mundo anda mal, ustedes no se dan cuenta pero anda como el culo.

CS: ¿Cuándo escribiste el primer poema?

MOM: A los nueve años. Fue después de masturbarme, dije “Ay, qué vacío estoy”.

CS: Siempre dices que de muy jovencito ya habías leído a Marx, a Freud...

MOM: Todo sexual, porque estaban las amigas de mi hermana que eran más grandes que yo. Y eran lindas, tenían unas tetas... Porque yo era chiquitito pero entendía de eso, sabía lo que eran las tetas. Y como leían mucho, eran muy intelectuales, leían a Faulkner, leían a Sartre, leían a Marx, yo agarré y empecé a leer, para tener tema de conversación.

CS: Para ligar.

MOM: Dicho así como lo dice usted, era importante, eran chicas muy cultas. Porque hablar con una persona culta es como ligarse a una vedette.

CS: Hay fotos donde sales con algunos chicos. ¿Recuerdas algún amigo “raro” de esa época?

MOM: Era muy difícil enamorarse de las mujeres en mi barrio porque en seguida los muchachos fastidiaban al que se ponía de novio, era muy difícil, eran muy machistas. ¿Qué me preguntó?

CS: Sobre los amigos de aquella temprana época.

MOM: El barrio es un gran aprendizaje ¿sabes por qué? Porque nadie es amigo de nadie a menos que sirva para algo, cosa que en las clases un poco más elevadas es diferente, se puede llegar a tener amigos que no sirvan para nada. En un barrio pobre no existe eso, tienes que servir para algo. Y no vayan a creer que eran todos boludos. Estaba el que servía para conversar, el que servía para aconsejar cuando la cosa estaba rara, el que entendía de mujeres, estaba el que entendía de trabajo, estaba el que sabía jugar al fútbol, el que sabía jugar a los dados... había gente diversa. Había gente que no servía para nada, esa gente que no servía para nada también se la hacía servir porque era sobre quien que se efectuaban todas las bromas. Era una manera de hacerlos servir porque, o había que echarlos del barrio, cosa que tampoco se podía porque no éramos tan poderosos, o los hacíamos servir. Entonces, la manera de hacerlos servir era que sobre ellos caían todas las bromas del mundo.

CS: Y tú ¿para qué servías?

MOM: Yo era la señorita, a mí me gustaba mucho insultar a la gente. Entonces, para no matarme, me lo dieron como personal, como que era mi personalidad. Decían “Guárdate bien de la señorita”, y llegaba yo y decía: “¿qué hacés? la concha de tu madre”. Y era el único que podía decir eso en el bar, cualquier otro se ligaba una puñalada. Como yo era la señorita, una chica, podía hacer lo que quería, quería decir eso, que a mí me permitían lo que se me cantara. Ya sabían que yo iba a ser el poeta. Yo escribía a los trece años, más o menos cuando entré la primera vez al bar, debe ser la misma época.

CS: ¿A los trece años?

MOM: A los trece años, estuve desde los ocho hasta los trece mirando cómo jugaban al billar por la ventana y a los trece, cuando entré en el billar, ya ganaba a varios. Había uno que me ganaba siempre, era el Rafa. Un día sólo le gané. El billar es un juego muy psíquico.

CS: ¿Qué quiere decir que es muy psíquico?

MOM: Sí. A Rafa no le podía ganar y no le podía ganar, no le podía ganar. El chico tenía problemas con las chicas. Entonces, un día que jugábamos, me decidí: empecé a hablarle de las chicas y él se puso muy nervioso y le gané. Fue la única vez que le gané. Después cuando jugaba conmigo me decía “si hablás te mato”. Después seguimos jugando, porque jugaba muy bien, a mí me gustaba jugar con él porque con la gente que juega bien, aprendes. Y él, después de esa vez, me decía: “Bueno juego, pero si hablas una sola palabra, te mato”. Gente buena.

CS: Y ahí tenías trece años.

MOM: Cuando me puse los pantalones largos. Sí, ahí.

CS: Y ahí seguías yendo al Instituto.

MOM: Sí, como cualquier hijo de cristiano.

CS: Y ¿qué maestros había?

MOM: Bueno, estaba Don Segundo. Don Segundo era un hombre que tenía más o menos, en aquella época, unos 95 años. Yo, por lo menos, lo escuchaba con mucha atención. Ese es el que inventó (yo, la primera vez que lo escuché, fue en boca de él), cuando le íbamos a pedir consejo de las chicas, nos decía: “Tira más un pelo de concha que cien yuntas de bueyes”. Ese era Don Segundo.

CS: ¿Y cuándo empezaste a leer a Freud, a Marx?

MOM: A William Faulkner a los doce años.

CS: ¿Gambito de caballo?

MOM: No, libros más fuertes Sartoris, Absalon absalon, Mientras yo agonizo, Palmeras salvajes,  Los mosquitos, que ya es una obra más fácil por la cual le dieron el premio Nobel. Sartre se leía mucho en esa época, el que no conocía a Sartre era un boludo. No hacía falta estar de acuerdo con él, yo no estaba de acuerdo con Sartre, siempre me pareció muy francés.

CS: Tenía ese pequeño defecto. Hay una historieta que cuentas, más tarde, cuando fuiste a la Universidad.

MOM: Eso ya era grande, en la Facultad de Medicina es eso, cuando estaba haciendo la fila para anotarme en la secretaría, tenía un libro de Dylan Thomas, que es un poeta, no sé si usted sabe, entonces uno me preguntó qué era ese libro. “Es una policíaca”, contesté y él me dice: “Eso no puede ser, yo las policiacas las leo todas y esa nunca la vi, no puede ser”. Le dije: “¿Dónde vives?”, “en el centro” –me dijo. “Es por eso” le dije. ¡Qué risa! Ese fue mi primer día en la Faculta de Medicina.

CS: Muy bromista eras.

MOM: Bueno, más o menos, también era revolucionario. Esa fue la primera vez, la segunda vez que estuve en Medicina fue unos meses después de haberme inscrito en el primer año. Había cursado sólo el curso de ingreso y se armó una revuelta entre la laica y la libre, porque el Estado quería abrir la Universidad libre, que era la Universidad privada. Argentina tiene una tradición universitaria muy importante, siendo la Universidad del Estado, varios premios Nóbel fueron profesores de la Facultad de Medicina. Entonces, la segunda vez que estuve en la Faculta de Medicina, estuve colgado de un balcón, una huelga de veinte días, todos luchando para que la enseñanza siguiera siendo laica, porque los únicos que estaban en condiciones de hacer educación libre, es decir, privada, era la Iglesia, por eso se decía “en defensa de la enseñanza laica”. Una tontería porque yo, además, como les conté antes, era muy religioso, le debía a la Iglesia mis primeras pajas, el primer conocimiento del mundo... Porque tampoco está mal pensar que hay un creador, si uno después puede evolucionar un poco.

CS: Volvamos, trece años. Ya nos has contado que leíste a Faulkner ¿y después?

MOM: Más o menos por esa época conocí a Freud, catorce años. ¿Sabes en qué libro lo conocí? Recién me acabo de dar cuenta cuando se lo cuento a ustedes, que quizá tuvo influencia en mi manera de pensar, Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, una edición muy pequeñita, que estaba sólo ese texto.

CS: ¿Qué te pareció? ¿Qué te llamó más la atención?

MOM: Que hablara tan claramente en el año 1921 de lo que pasaba en mi barrio. Eso me impactó. Después, al año siguiente me pasó con Marx, “Mira éste, cómo explica en el año de la poronga lo que pasa en el mercado.”

CS: ¿Qué era lo que pasaba?

MOM: Que las relaciones eran asimétricas, siempre había alguien que vivía del otro. Que el amor no tenía nada que ver con el trabajo. O se aprendían esas cosas antes de cumplir los quince años o ibas a parar a la cárcel o algún lugar así.

CS: ¿Coincide más o menos lo que aprendiste entonces con lo que ahora piensas?

MOM: Eso es pensar que uno viene hecho del vientre de la madre. Después de 60 años ¿cómo voy a pensar que pienso como antes?

CS: ¿Qué perdura de aquello?

MOM: ¿Quieres saber lo que perdura de verdad del barrio? Que a las mujeres nunca se les debe decir que no.

CS: ¿Por qué?

MOM: Porque una vez que le dices que no, ya nunca más te usan para nada.

CS: ¿Qué se esfumó para siempre?

MOM: Mi niñez.

CS: ¿Fue feliz, fue una niñez feliz?

MOM: ¿Cuando era niño? Sí, éramos los únicos privilegiados, por eso yo soy peronista. Porque no sé si Perón hizo bien las cosas, pero como yo era un niño y fue un gobierno donde los únicos privilegiados eran los niños... Teníamos regalos, te trataban bien en el colegio, si tu papá te pegaba lo denunciabas e iba preso. No sé si se puede vivir una infancia más feliz que la que vivieron los argentinitos cuando gobernaba Perón.

CS: ¿Algún recuerdo de tu madre?

MOM: Yo no la recuerdo llorando a mi madre, la recuerdo bailando, cantando.

CS: ¿Y de tu padre? ¿Cuándo vino tu padre a Argentina?

MOM: Ellos vinieron Argentina del Líbano cuando mi padre era jovencísimo, el hermano mayor tenía unos años más que él, tenía 18 años, él tendría 10 años. Entonces mi abuelo, que parece que era una persona muy culta, le tocó ir al centro de Buenos Aires no sé por qué motivo y se perdió, y entonces empezó a preguntar en francés, en árabe, en inglés, en ruso y nadie lo entendió. Un hombre le terminó dando limosna porque creía que el turco pedía limosna y el turco se sintió tan ofendido que agarró a toda la familia y se la llevó y el hermano mayor de mi padre dijo: no, yo no me voy, yo me quedo. Mi padre volvió con su padre pero teniendo 13 años falsificó sus documentos y viajó a la Argentina con su hermano.

El primer trabajo que tuvo lo dejó en cuanto lo tuvo. El hermano le consiguió un trabajo en una fábrica de paraguas, y lo primero que tuvo que hacer era llevar dos paraguas a la casa de no sé quien, y empezó a llover muy fuerte y el turco no entendía esas crueldades, él venía de una familia rica, entonces no entendía por qué, teniendo dos paraguas en el paquete, él se iba a mojar, si era el hijo de su mamá y su papá. Entonces agarró y usó el paraguas y renunció, por eso después se dedicó a ser un trabajador autónomo.

ADOLESCENTE PESCADOR DE ENAMORADAS VIEJAS

Adolescente pescador de enamoradas viejas
gran pescador de trufas
de muchachas alegres como el sol
de alguna fija para jugarse el alma.
Yo, gran cazador
gran manejador de redes solitarias
de redes para la soledad
de redes especiales
para cazar
tímidos corazones.
Cansado de ver morir
caliente
tanta gente
un verano de tarde
por los jardines públicos
por las calles públicas
por los baños públicos
puse mis redes silenciosas.
Después me dije
el tiempo es necesario
me aconsejé
tomar café sin ninguna leche
todas las mañanas.
Me aconsejé sentarme
le dije a una mujer
que se sentara al lado mío.
Tu culo fresco
le dije
sobre la tierra fresco.
Nos dimos un gran beso de amor.
Ella me dijo sus maneras de entretener la soledad.
Mostrar sus piernas o moverlas
según el frío o nuestras costumbres,
sentarnos al lado de un hombre
y dejarnos tocar
hasta sentir la necesidad de ser madres.
A veces, se entiende
vendemos perlas a los hombres
alocados, perdidos en el sol.
Perlas orientales
perlas blancas de amor
pedacitos de perlas, dispuestas
generalmente sobre nuestro vientre
perlas, en fin, en forma de collares a dos vueltas
para estrangular mejor

me dijo
perlas violentas.

8 de junio de 1977

QUERIDA:

En verdad hoy lo confesaré todo por primera vez.
Nací en un barrio.
                            "Crecí en sus veredas,
un día alcé vuelo soñando triunfar".
Hoy no puedo volver, ni pobre, ni vencido.

Tengo sobre mi escritorio algunas fotografías,
papeles y poemas. Mi suerte está echada.

Jugaba a las canicas más o menos,
ganaba con algunos, perdía con algunos.

No trepé nunca a un árbol.
Me daban vértigo la hamaca y el tobogán.
Jugaba bien al monte y a la troya
y a la rayuela jugaba con la Negra y la Lita.
Ellas me tocaban y a veces yo las tocaba.

Cada vez que abría los ojos
me daba cuenta que para mí, no había porvenir.
Era demasiado delgado,
miraba siempre de frente y sonreía.

Después vino el billar.
Apoyaba mi mano en el paño con firmeza,
como con las mujeres, sin contemplaciones.
Dejaba que el cigarrillo me quemara la boca,
me hacía el distraído y miraba a los rivales.
Mi manera de andar era sublime. Ganaba casi siempre.
Cuando jugaba al billar era irresistible.

Fumaba Fontanares
y soñaba durante todo el día con una vieja rica;
quería conocer el mar,
hubiera dado mi vida por un día en el mar.

Recuerdo todo a pleno sol,
el sol en las orejas, dentro de la camisa,
debajo de los brazos, entre las piernas, los pies llenos de sol.

Una mujer me dijo viejito y me limpió los mocos.

Después no me creyeron, querían ver las pruebas.
Tengo sobre mi escritorio algunas fotografías
una máquina, la lámpara votiva,
papeles y poemas. Mi suerte está echada.

El tango lo bailaba más o menos,
con algunas mujeres podía,
con algunas mujeres no podía.
Pero tenía una mirada,
una tristeza en la mirada y escribía poemas.     

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10 de junio de 1977

Cuando fue necesario crecer y disciplinarse
crecí y me puse la nostalgia en la mirada.
La disciplina viene sola.

Aprendí a mirar de costado
a provocar catástrofes y a rejuvenecer.
Me dieron un diploma.

Algunas personas vienen a preguntarme por el crecimiento
    y la disciplina.
Les digo que el diploma lo guardé
en el cajón del escritorio donde guardo,
la fotografía de los muertos.

Decidí entonces, tener más valor,
practicar un deporte violento.
Volver a los guantes. Ser un triunfador.

Escribí algunos poemas acerca de eso.

Del pasado quedó olvidada en el rostro
mi mirada de turro.
Del pasado,
                  me quedó la cadencia.

Después
fui quitando de mi cabeza el sol, las tontas ilusiones.

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13 de junio de 1977

Dame tu pan y mi alegría era ser tu pan.
Dame tu leche y mi alegría era darte mi leche.
Dame tu sangre y tuvimos hijos.
Dame tu pensamiento y te pensaba.
Dame tu alma y yo te contaba mis sueños.
Dame tu pan, tu libertad, tu pensamiento
y yo te dedicaba poesías.

Dame tu leche amor, dame tu leche
y mi alegría era darte mi carne y mi sangre
y te contaba mis sueños.
Dame tu placer y yo te pedía tu libertad.
Dame mi libertad y yo te preguntaba por el placer.
Dame tu ser, tu propio ser, el verdadero
y yo me puse en cuatro patas.

Dame tu yo, ese que no te sirve para nada.
Entonces yo te dije, amor mío, devuélvemelo todo
yo no puedo.

¿Usted qué opina?

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ALGO DE POLÍTICA O RECOLECCIÓN DE BASURA

11 de junio de 1977

El enemigo es peligroso.
Tiene una máquina de crear ilusiones.

El enemigo es peligroso,
tiene una máquina de reproducir ilusiones.

El enemigo,
tiene leyes que reglamentan
la acumulación de ilusiones.

La poesía,
                  úsela,
                            ¡Buen arma contra el enemigo!

12 de junio de 1977

Es necesario romper el equilibrio
hay que llamar al orden a las fuerzas del orden.
Hay que temer de los inocentes,
los inocentes tienen orden de tirar a matar.

9 de junio de 1977

QUERIDOS:

Esperaré intranquilo
creyendo que todo sucederá.
Seré valiente
pensaré que la muerte es inevitable.

Crecerán
con una violencia inusitada
algunas flores.

Nuevas palabras nos anunciarán
el acontecimiento de otros olores.
Nuevos hombres.
                            Fiestas del corazón.

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