INDIO GRIS
Revista semanal por Internet
Nº 70. AÑO 2001 JUEVES 27 DE SETIEMPBRE

 

FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2001

NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS
CASTELLANO, FRANCÉS, INGLÉS, ALEMÁN
ÁRABE, PORTUGUÉS, ITALIANO Y CATALÁN

INDIO GRIS ES PRODUCTO
DE UNA FUSIÓN
EL BRILLO DE LO GRIS
Y
EL INDIO DEL JARAMA
LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO DEL SIGLO
XXI

Indio Gris


INDIO GRIS Nº 70

AÑO II

1

Querido Indio:

Sigo sin poder entrar al Indio, debe haber sido grave la cosa.

Roberto

 2

Querido Indio:

Estoy teniendo dificultades con el Indio y la página de Poesía. Espero que no sea muy serio lo que pasa con vuestras páginas.

Paula

3

Querido Indio:

Extraño al Indio. ¿Qué pasó? Espero que esta semana se nos solucionen los problemas.

Te quiero.

Lucía

4

Querido Indio:

Desde que no encontré al Indio, todo fue una sinrazón y pensé barbaridades como, por ejemplo, que yo quiero vivir cerca tuyo.

Lucía

5

Querido Indio:

Atacados por las guerras y los virus, acabo de sacar uno de esta máquina y esperando que ustedes liberen al Indio de su padecimiento, me vuelvo a encontrar contigo.

Roberto

6

Querido Indio:

Que el mundo se caiga pero que el Indio no se demore. Espero ansiosa.

Marcela

7

Querido Indio:

Fue brutal la contaminación. No soporté que el Indio no estuviese y entonces suponiendo lo que podría suceder (virus y guerras mediante) me decidí a seguir y hoy, casualmente, es la primavera.

Lucía

8

Querido Indio:

Soy la visitante 12.635 a la espera del Indio Gris 69. Pienso que la tardanza se debe al cumpleaños del poeta, a que éste nos traerá noticias del festejo. Aquí me quedo, mientras llega la primavera, esperándote.

Marcela

9

Querido Indio:

Recién acabo de llegar a casa y tampoco estabas. Qué desesperación buscarte y no saber porqué hoy, justamente hoy, tu cumpleaños. ¡Feliz cumple, Master! Es insoportable que no estuviera el 69.

Espero, querido Indio, que nada lo detenga, que… que fue brutal no encontrarte. Todas las horas de la tarde te buscamos y no sé qué pasó.

Lucía

CARTA DEL DIRECTOR

Queridos lectores y lectoras:

A pesar de las bombas, a pesar de los virus, haber fracasado, precisamente en el nº 69, habla más de mis esfuerzos para poder soportar seguir escribiendo poesía y, al mismo tiempo, envejecer, que de los daños que la guerra y los virus puedan haber producido sobre nosotros.

Queridos, queridas, amores extraviados, encontrados, perdidos, dejados de lado, retenidos contra su voluntad, hoy quiero confesarme: A la guerra le opondremos la paz y a los virus, los antivirus. Al amor, el descanso; a la muerte, el poema y a la poesía le opondremos la Poesía.

Os amo, aunque sé que no sirve de mucho.

Indio Gris

 P.D.: Todo se globaliza, nosotros deberíamos también globalizarnos y esto quiere decir que he pensado, seriamente, en fundar el Club de los Indios Grises.

Renuevo mis saludos.

 P.D.2: Tened confianza, el hombre occidental y cristiano (más ó menos) ha transformado Justicia Infinita, que es cosa de los dioses, en Libertad Perdurable, que es algo imposible para el hombre.

Si lo que perdura, sirve, os amo nuevamente.

Indio Gris

EDITORIAL

Estoy un poco decepcionado: la famosa virtualidad está llena de realidad. Virus, ventanas, parches, ideologías espurias, delincuentes baratos, hijos de puta nobles, de buen corazón, que hacen el mal por hacerlo, casi sin beneficiarse, sólo para joder al ciudadano . Una especie de terrorismo, todavía, no considerado como tal que espero sea combatido antes de que sea imposible luchar contra eso.

Así como las bombas nos tienen a todos los ciudadanos del mundo atemorizados de morir en cualquier momento y por cualquier causa, ni siquiera justa, ni siquiera libertaria, los virus informáticos, si no se encuentra rápido una solución, si no se castiga rápido y severamente a los responsables, en sólo cinco años gastaremos más dinero y perderemos más vidas con los virus informáticos que con el terrorismo.

Estoy escribiendo esto que escribo lleno de miedo, por mí, por los poetas que deberían publicar en la página de poesía, por los lectores que esperan el Indio para sobrevivir a la crisis, por el futuro del mundo, hoy al escribir tengo miedo por el futuro del mundo. Por nuestra pequeña independencia, por nuestros pequeños modos de difusión. Y para poder salir de esta situación que me hace tanto mal, diré que los virus informáticos son tan invisibles como los terroristas, se tendría que tener la misma precaución, que se tiene con los terroristas, con aquellos que son capaces de idear y trasmitir un virus informático. Y sé que pensar así me puede poner en contra de los dueños de los virus, pero esa no era mi intención, mi intención era pedir clemencia, algún respeto por la poesía, algún detalle de discriminación.

Amor mío, amor mío,  ni contigo, ni con ella. Puedes decirle a tus amantes que el Indio es un cantor sin dueño. Alguien que canta no sólo porque sabe y puede, sino porque la humanidad lo necesita. Y nadie, aunque sea un hombre poderoso, un país poderoso, puede adueñarse de toda la humanidad. Y quiero decirlo con humildad extrema, un sólo Dios no alcanzó para adueñarse de toda la humanidad.

Amor mío, amor mío, ni contigo ni con ella. Te imploro que le digas a tus amantes que no maten al cantor, porque sin poesía no habrá Dios para el hombre, porque sin poesía ningún hombre conocerá la libertad.

LIBERTAD DIVINO TESORO

 Soy un hombre de ciudad,
un hombre,

condenado a vivir entre las piedras.
Crecí entre el percal de los vestidos
y las babas de una señora inalcanzable,
la libertad.
Crecí sin vida interior,
en el pecho llevo un farol,
pequeña, simple luz y escribo versos.
En mi ciudad
cuando mueren algunos, alguien canta,
tenue luz,
murmura por las noches una tristeza,
un vendaval de furias,
repetición donde la muerte tiene su palabra.
Una tarde
fue muerto por la espalda, mi primo, Miguel Angel,
como se mata a quien no se puede soportar la mirada.
Cuando murió Miguel, mi primo hermano, tuve un dolor,
una claridad definitiva y, sin embargo,
al otro día amanecí cantando.

Me fui quedando ciego,
de ver morir, de mirar matar,
de ver pasar a tanta gente indiferente.
En los ojos tenía gotas de sangre,
ardientes manchas de violencia en mis ojos.
Un odio, un amor, una lejanía sobre todo.

Bramidos ocres, quejidos de la bestia,
destrozados por la ilusión de ser,
por la ilusión de comerme las flores
y tus ojos
y las cosquillas en tus pies
y mis feroces mordiscos en tu sexo,
como si tu sexo fuera el fruto perdido del hombre,
aquel limón, aquella manzana inolvidable.

La libertad se fue poniendo joyas,
piedras preciosas entre sus blancas sedas
y entre sus carnes, oro.
Se fue tornando inaccesible monstruo de la lejanía
y, entonces, fui creciendo entre las sombras
y entre las sombras amé la libertad:
fantasma acuático,
alondra muerta para siempre,
entre las pieles de vos,
señora lejana, perdida libertad.

I

Fui un hombre
amante de la libertad
y los venturosos días por venir.
Después cayeron sobre mí,
la guerra y sus estragos.

La libertad,
se fue poniendo negra entre mis brazos
y aquel bello rostro de los recuerdos infantiles,
su rostro,
se evaporó lentamente entre los ojos de la muerte.

Gritos desesperados saliendo a borbotones,
llamándola por última vez y, ella,
alta y desnuda, ráfaga inalcanzable de cielo,
ordena matar.

II

No sabemos, todavía, no sabemos:
¿Quién está vivo y quién está muerto?

III

A nuestro alrededor,
la libertad seguía volando libremente
y volando,
se hablaba de ella en otros mundos
y volando,
había un reino más allá del cielo,
donde la libertad,
entre los soles de las galaxias superiores,
reinaba,
siempre intangible y serena,
la vida de los hombres.

IV

Para vivir, querida, fue necesario
llenarse la cabeza y el alma de ilusiones.

Para vivir, fue necesario,
dejar de vivir.

AULA CERO DE FRANCES

Practicar el frances en Madrid
CURSOS INTENSIVOS 
Tel. 91 542 42 85. De 8 a 22 horas
TODO EL AÑO

Entre los bramidos de la muerte
me hundí en mi propio interior.
Quise encontrar sentido al universo
en el centro de mis tripas.
Hice de mi corazón,
un breve y opulento palacio de cemento.
Puse alambre de púas en mi piel,
me rodeé de fosos,
levanté los puentes levadizos
y puse cadenas a mi alrededor
y cadenas
y reflectores contra el sol
y dejé de escribir, porque temía,
que mi escritura transformara mi vida.

- Continuamos la próxima.

CONSULTA GRUPO CERO

CONSULTA GRUPO CERO

Amelia Díez Cuesta
Psicoanalista

Carlos Fernández
Psicoanalista

Pedir hora:  91 402 61 93
Móvil: 607 76 21 04

MADRID
AMELIAA@terra.es

Pedir hora
91 883 02 13
ALCALÁ DE HENARES (MADRID)

 

Tiempo donde toda la música,
era el quejido de los moribundos.
Tiempo donde toda la alegría,
era el recuerdo.

¿Usted qué opina?

Pornografía   o  Erotismo

Hasta el dia de hoy han votado:

Pornografia: 5.500     Erotismo: 12.000

 

CONSULTA GRUPO CERO
TRATAMIENTO DE PAREJAS

TALLER DE LITERATURA ERÓTICA

Miguel Martínez Fondón
Psicoanalista

Coordinador: Miguel Oscar Menassa

Pedir hora: 91 682 18 95
GETAFE (MADRID)

91 542 33 49  (MADRID)

 

ALGO DE POLÍTICA O RECOLECCIÓN DE BASURA

I

SILENCIO
                     era lo único que pedían.

II

GRITAR
                   fue el único deseo.

III

Gritando y enmudeciendo para no morir.
Recordando y olvidando todo para no morir.
Levantando y agachando la cabeza para no morir.

 IV

Quise volar como los pájaros, gruñir como las bestias.

Quise ser Dios
y me moría de hambre con los hambrientos.
Quise ser millones
y lloraba con los desesperados porque llorar,
es un recuerdo del hombre inolvidable.

La alegría me caló los huesos cuando le opuse
mi primer verso a la muerte.

V

QUERIDA MUERTE,

a tu pesar,
a mi pesar,
la vida continúa.

 VI

Grotescas olas, cataclismos inesperados,
retorcimiento visceral.
Torturas
y hambre
y pequeños pecados solitarios,
que el tiempo castiga con la muerte.

Un tiempo que todo da lo mismo.

VII

Un tiempo,
un viento,
un opaco murmullo,
te parte la vida en mil pedazos.

 Después, un hombre es lo que es.

 VIII

Después de la catástrofe escribo versos
y hago el amor porque el amor,
también hace la guerra.

Hablo a mis hijos del movimiento de los astros:
es posible hablar de las estrellas sin tocarlas
y nos quedamos mirando, tranquilamente, la luna,
el vuelo borracho de alguna abeja entre las flores
y nos distraemos con cualquier tontería de la tarde,
porque les hará bien, me digo,
que vayan olvidando el nombre de los muertos.

subir


Indio Gris