INDIO GRIS FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2001 NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS
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GRIS ES PRODUCTO INDIO GRIS Nº 69 AÑO II EDITORIAL CUMPLIR 61 AÑOS CUANDO ESTALLA LA GUERRA Hoy
escuché a mi mundo, A
matar, a matar, Iremos
por el aire; Vi
morir una madre Y
una mujer moría Y
vi morir reptiles Y
mi madre moría La
guerra se ha extendido Al
aire libre no vivirá Al
aire libre no habrá En
las trincheras se hablará Al
alba, el miedo, En
el colegio el niño, A
cuidarse del viento huracanado En
cualquier pequeño lugar En
plena oscuridad En
semejante oscuridad, Por
eso nos miramos El
Capitán herido Cristianos,
musulmanes, Todo
el mundo muriendo La
guerra es necesaria Nada
de nada,
EL
OFICIO DE POETA Envuelto
en las brumas del tedioso vivir, Cuando
voy por la vida Envuelto
en los poderosos ruidos de la máquina, Cuando
hacemos el amor, Ella me reprocha, Envuelto
en las sutiles marañas del poder, Cuando
Ella me encuentra en esa encrucijada, Querida Olga: Moderación era, en definitiva, una manera de poder pensar en vivir 200 años. El problema no era que los órganos o el alma no aguantaran. Lo que realmente pasaba era que no había dinero o nadie quería gastar su dinero en vivir 200 años. Cuando haya dinero los órganos aguantarán y el alma será libre.
La vi venir ladeada, echándose ostensiblemente sobre su lado derecho. Arrastraba los pies como si le pesaran o como queriendo mostrar un cansancio extremo. Algo en ella no podía más y me lo decía de esa manera. De cualquier forma, dudé entre llamar a un médico de guardia o decirle que se tumbara en el diván. Ella, sin quitarse el abrigo ni la cartera, se tumbó y me dijo: - La solución de lo que a mí me pasa está en sus manos. Tengo las vértebras podridas por falta de calor. Después se quedó callada y yo también. Al despedirnos me dijo que se sentía bien.
Primera Parte - Debo reconocer no entender lo que me pasa. Estoy como haciendo verdad el chiste de dejarse guiar por una loca que encima, está ciega de celos. El Profesor se pasea nervioso de un lado a otro del salón, recorre con su mirada el cuerpo de todos los bailarines, sin encontrar lo que buscaba: Algún par de anteojos, alguna luz para que su amada viera los colores. Clotilde, enceguecida por sus propios amores en Buenos Aires y enceguecida de celos, por las relaciones que el Profesor tendría al llegar a Madrid. Enceguecida doblemente, tenía que decidir en pocos días, si acompañaba al Profesor en su regreso a Madrid o se quedaba a vivir en Buenos Aires. El Profesor pensaba que ella, en ese estado alterado por pasiones de todo tipo, no podría decidir nada bueno o posible, pero él no podía hacer otra cosa que seguirla ciegamente, precisamente a ella que padecía una ceguera redoblada. - Iremos a parar a la mierda. Se decía el Profesor mientras ambicionaba antes de partir de Buenos Aires, poder hacer el amor con ella y su mujer. - Tira más un pelo de coño que cien yuntas de bueyes -exclamó el Profesor. Y enseguida pensó que el Master le diría: - Y no le digo dos pelos, uno de cada coño. Y el Profesor sintió como un alivio y ya no le parecía tan delirante, quedarse a vivir en Buenos Aires. A decir verdad, me siento un poco tocado. Algo tiembla en mí. Algo quiere nacer para mí, y no lo dejo. Ahora tendría que descansar un poco, esta noche quiero ir a bailar. A sufrir toda la noche, a ver cómo se la folla todo el mundo y yo tranquilo, como si no pasara nada. Después, mañana le pegaré dos o tres cachetadas. Al final lo consiguió, dio mil vueltas y me hizo ir a mi casa y ella se fue a bailar con el resto. Mañana le diré que es una puta y eso la excitará. Yo escribo, ella lee y la putita baila que te baila para otros. Seguiré adelante con todo: mi trabajo, mi escritura y, después, follar, eso sí con una, con dos, con tres mujeres a lo sumo y, tranquilamente, follar, uno o dos polvos todos los días y una chupadita de coño y dos o tres dedos en el culo y besos y grandes discursos a cualquier hora del día y algo de dinero para detener el tiempo. Sin embargo, todo es efímero. En ella, el goce no dura nada y eso no lo sabe ningún hombre. Saberlo hace que ella, a pesar de sus celos, no se quiera mover de mi lado. A veces, me tortura hasta el paroxismo. Me ata a una silla y me rodea de mujeres hermosas que la desean a ella. Y cuando yo miro a alguna de ellas, ella me da dos patadas en los huevos y me muerde los labios y después se pone a gritar: - Ahora te la puedes follar, ahora te la puedes follar. - A mí, en esas circunstancias, no se me para la polla ni disfrazado de Tarzán. No
la toquéis ya más Continuará
en el próximo número
1 Estoy como en un desierto perdido, buscando afanosamente lo que no puede ser encontrado en un desierto. 2 La libertad, todo el mundo en libertad y nadie tendrá nada, porque será todo de la libertad, de la poesía. 3 Nervio
angular torciéndose en recodos. No
tuve nunca nada, Embarcado
por mi propio delirio Cuando
veía de lejos un ser humano, Al
principio hasta me daba asco, |