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GRIS
FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2001 NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS
EN VARIOS IDIOMAS INDIO
GRIS ES PRODUCTO INDIO GRIS Nº 60 AÑO II EDITORIAL Ella me dijo con soltura juvenil: - Eres el único que me hace dar cuenta que no puedo con mi deseo. Hace 10 años no tenía deseo. Ahora tengo deseos pero no puedo con ellos. No soporto bien tener esos deseos. Si esperamos otros diez años quietos y callados, tendré deseos y podré pero ya nada de lo mío tendrá que ver contigo. Yo no quise decirle nada pero le dije: HUBO UN TELÓN QUE NO SE ABRIÓ AMOR, QUERIDA, AMOR Ella conocía todos los oficios, Siempre a la espera silenciosa, Viajes de lunas sobre lunas, cuello de emperatriz, pliegue del viento sobre mi piel. 21 de enero de 1978, Madrid CARTA A NUESTRO DRAMATURGO TEÓFILO LARRIERA Querido BUBI: La realidad juega, juega con nosotros. Vivo en la misma casa con 16 personas mayores, 4 adolescentes y cinco niños. El tiempo pasa, las familias crecen. El hombre vuela en este fin de siglo, hacia el centro de su ser, nada lo detendrá. Y si exagero es para poder hablar de nuestras posibles transformaciones. Antes de seguir quiero decirte que tu carta me hizo llorar. La nueva política, piensa que el mundo debe ser gobernado, por grandes artistas. Quiero decirte, que tu lugar en el movimiento, después de mi postal para las navidades, donde abdico, es de los más privilegiados. Hoy por hoy, estás entre los pocos que hemos demostrado ser grandes escritores y por ahora nada más. No te preocupes, todo saldrá bien. Todo será distinto, después de las conversaciones de febrero. Hablaremos de los próximos 10 años de nuestra vida, un entretenimiento, que espero, sea para todos. En la nueva moral, han cambiado los jueces, hoy puede el que ayer no podía, el comienzo de la revolución de los sentidos es inexorable. La razón, perderá sus estribos. El hombre, andará por fin, su propio desierto. Ambicionar, ambiciono un profundo cambio de la ética moderna, la ética, que como sabemos, propicia la impotencia y la muerte precoz. Si nos dejan, podemos vivir 200 años, y vos, no te preocupes, sigue escribiendo, ya estamos en el carril, ahora, lo único que tenemos que hacer, es, pedalear. El tiempo: nuestro tiempo. El límite: nuestra escritura. Y para que la burla sea histórica, te propongo y me propongo, ser, el poder máximo, quiero decir, las primeras palabras, de la próxima década. Madrid te hará bien, porque vivir en Madrid me ha hecho bien a mí. Soñar no es malo. La muerte, querido Teofilo, no existe, ella también, es, una construcción de nuestros deseos. Hablar qué maravilla hablar. Y; sin embargo, la escritura será, así dicen los grandes, el nuevo dios. Nosotros esta vez, quiero decirte, caímos bien parados. No te pido mucho, sólo te pido 20 años de tu vida, los próximos, sólo te pido que escribas 20 años para nosotros, sólo te pido que escribas el teatro del final, la escenografía de fin de siglo debe ser otra. El famoso teatro de la crueldad, es producto, de la filosofía del dolor. Terminar con él, nos hará bien a todos. Un poco más humanos. Menos cristianos. Tu teatro tiene el encanto de los hechos revolucionarios, de los estallidos estéticos, esta vez y nunca más. Tu teatro tiene olor a grandeza y nos concierne. P.D.: Jesucristo actual hubiese compartido la cruz, aunque en verdad, no todavía, la gloria.
Hoy un psicoanalista me preguntó:
Me desnudé como se desnudan las aves. Y me senté, como el padre de mi padre, se sentó alguna vez en el desierto. Entrecrucé mis piernas una contra otra y extendí mi mirada. Quería ser frente a esas dos mujeres, el presente y mis antepasados, lo único que yo tenía para ofrecer. Esta vez, dije: - No quiero descuidar los detalles, quiero veros desnudas. Atadas, no a vuestras vestimentas, sino a vuestras marcas, a vuestra propia piel. Quiero vuestros cuerpos como las olas del mar en el mar. Altas, desnudas, con vuestros sexos orientados, precisamente contra mí. Ellas estaban en silencio con la cabeza agachada. Como avergonzadas por mis palabras. Primero pensé que me había excedido, después, reaccionando, les dije: - ¡Vamos! desnudas como el estiércol en los campos. ¿O acaso en la Galaxia Verde no existe el amor? - Mi señor, dijeron a dúo, no toquéis el amor en nuestra presencia, somos sus adoratrices. - ¿Y entonces? -dije, mientras comenzaba a caminar furioso por la habitación-, ¿y entonces qué os pasa, que no sois capaces de que vuestro cuerpo restalle desnudo entre la niebla? - El tiempo de la biología -respondieron a dúo- no es, mi querido señor, como tú piensas, el tiempo de tu razón. - ¿Qué, vuestro cuerpo, acaso, no desea mi cuerpo? -dije con furia. - No es vuestro cuerpo, señor; el que tiene el límite de la sangre, sino el nuestro. Hoy no podemos desnudarnos, tenemos la menstruación. Aburrido, intenté quedarme dormido, pero Kipuskia, con una energía que yo desconocía en ella, detuvo, esta vez, mi desintegración. Creí entender, que me decía: - Basta de caprichos. Soportar se deben soportar muchas cosas, así que basta de desaparecer en cualquier momento. Y si no hemos tenido antes, la conversación que tendremos esta noche, es porque, después de esta conversación, sólo podrás soñar tres veces, ya que la cuarta vez después de esta conversación, se llama muerte, lo que quiere decir, viaje al futuro lejano. Donde, ni siquiera mi pensamiento ha llegado jamás. ¿Te imaginas?, mi niño, el año 31.977, un octubre cualquiera. -Está bien -le dije-, entendí. Me tengo que quedar despierto para siempre. -No -interrumpió Lipuskia-, en este período de tu vida, antes del viaje de la muerte, dormirás tres veces y sólo tres veces soñarás. Y al despertar, habrá comenzado tu viaje a lo desconocido. A decir verdad no me gustó mucho lo que Lipuskia me había dicho y, entonces, repliqué. Sin mucha confianza, debo decirlo, porque su discurso había sonado sincero, cosa que de ninguna manera sonaría el mío, pero igual repliqué: - Me aterra la dialéctica que nace entre tus piernas, donde lo desconocido se llama muerte y no, como yo pienso en mi pequeño pensar, que lo conocido se debería llamar muerte. Ya que ella, la muerte, anida en los contornos de nuestras miradas, lo más conocido. Y terminando la frase, como si para mí no fuese importante, le dije: - Mira nena, más allá del futuro cercano, en el futuro lejano, encontraremos otros hombres, como nosotros. ¿Qué crees tú que vamos a encontrar en el futuro lejano? ¿Monstruos, acaso, seres inauditos de tanta palabra sobre ellos, de tanta radiación? ¿Qué vamos a encontrar? acaso, arcilla y cobre. - Y bueno, arcilla y cobre, ya encontraron, también, nuestros antepasados y, también seguramente, los tuyos. - ¿Almas? claro, seguramente almas, vamos a encontrar en el futuro lejano. Vamos nena, déjate de joder. El hombre está aquí, y también, va a estar allá. Quédate tranquila, ahora, y dile a tu amiga, que no me gusta que me muerdan la pija cuando hablo. El resto, nena: SUGERENCIA, POESÍA. Así, así, quiero que me chupes. Hasta que por mi sexo salga todo el calcio del mundo. Vitaminas para las pobres bestias descarriladas. - Goce para nuestro señor, en el infinito destello de su mirada. - ¿Quién es esa que me besa tan desesperada los pies, cuando mi boca, ansía esa locura? - Señor, sabemos lo que hacemos, ella se llama como tu deseo lo indique cada vez. Y contigo estaremos, mi amor, y ella en nosotras... - Espera nena, que te pareces a la Madre Superiora de la Capilla de mi barrio. - ¿No me abandonarás, ahora, no? - Que ella, por fin, dudara, me hizo sentir por un instante cósmico (por todo lo que duró) un inmenso poder sobre casi todo, también, sobre ella. Y, entonces, la acerqué a mi lado y acariciándole los cabellos le dije: - Mira, nena, el futuro lejano, soy yo.
25 de mayo de 1978, Madrid Trueno sobre
las aguas de un estanque, Altas
corrientes bambolean mi ser de un lado para otro. Modificar
nuestros sentimientos lentamente,
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