|
Revista semanal por Internet INDIO GRIS
Nº 526 - jueves 23 de mayo - Año
2013 NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS CASTELLANO... ITALIANO... PORTUGUÉS... FRANCÉS... INGLÉS... ALEMÁN... ...
INDIO GRIS ES PRODUCTO
EL
BRILLO DE LO GRIS DEL SIGLO XXI
INDIO GRIS Nº 526 ESTA RELACIÓN SIRVE MUCHO Decir que todo lo di por la escritura es una exageración. Algo habré dado pero desde muy joven me doy todos los gustos más o menos permitidos. De paso, mientras me divertía y crecía, algo fui primero: vendedor ambulante. A los 11 años trabajaba en la carpintería de Don José (especialista en bancos de carpintero), levanté bancos con otro niño como yo, tablones de hasta 100 kilos y eso no era lo peor, lo peor era que el tablón tenía que pasar por la sierra para tener las medidas apropiadas. Para un niño de 11 años, la carpintería era el paraíso, se bailaba, se cantaba, se bebía buen vino y se conversaba de política y todos me pedían, por favor, que no abandonara mis estudios. Al final me convencieron entre mi padre y los habitantes habituales de la carpintería. -El barrio necesita un médico humano, inteligente y ese médico eres tú si continúas tus estudios. El argumento de mi padre era semejante antes de rendir el examen de Ingreso en la Facultad de Medicina. Yo le miré a papá y le dije: -Yo quiero ser un poeta, no quiero ser médico. Y mi padre, tranquilamente, me dijo: -En nuestra familia, hijo, hay muchos poetas pero ningún médico ¿me entiende? Nuestra familia necesita un médico y tú serás ese médico. Nos quedamos un tiempo callados, silencio que rompió mi padre diciendo: -Puedes ser médico y poeta. Bretón, Aragón, que tanto te gustan, eran médicos y poetas. Baldomero Fernández y otros cuantos fueron médicos-escritores. -Pero papá, yo quiero ser poeta. -Bueno, es más o menos lo mismo -dijo mi padre-, los escritores, los poetas, los artistas, en general, provienen de clases altas, quiero decir, de familias con dinero. Pero tú, algún trabajo tendrás que hacer para poder ser un artista libre, que no le deba nada a nadie porque el dinero que gasta lo produce con su trabajo. -Es decir, a ver si entendí algo. Tú piensas que un médico se gana el dinero con facilidad. Voy a desengañarte. Los médicos, en general, son pobres, así que vaya a saber de qué tendré que trabajar para vivir con cierto confort. En cuanto al estudio, tengo que estudiar medicina para poner contento a mi padre. Y tú ¿qué me darás a cambio para que yo me ponga contento? -Ya lo había pensado, si tú ingresas en Medicina yo te regalaré una máquina de escribir, que tanto necesitas. La relación con Don Pepe y los otros carpinteros terminó de golpe sin aviso previo. El día que mi compañero de trabajo se llevó por delante con la sierra dos dedos de la mano derecha, que es la mano con la cual escribo. No esperé al día siguiente, hablé con Don Pepe esa misma tarde. Fui lacónico: -Me voy, don Pepe. -¿Adónde? -preguntó Don Pepe, amable, cariñoso. -A ningún lado, dejo este trabajo. No quiero que me pase lo que le pasó a Raúl. Yo escribo con la mano derecha; me voy, déjeme ir. Yo, con todos ustedes, fui feliz, pero no puedo soportar la idea de no poder escribir con mi bolígrafo. -¿De qué vas a vivir? -De mi trabajo, como todo el mundo en este barrio pero trabajos menos riesgosos. -Está bien turco, te entiendo. Ven a visitarnos de vez en cuando y la semana que viene ven a buscar tu dinero por el trabajo hasta el día de hoy. Luego me abrazó y los muchachos también me abrazaron y yo estaba contento en el mismo momento que me iba me sentía querido. No derramé ninguna lágrima pero se me pusieron los ojos rojos.
Hasta la próxima.
Indio Gris
|
