Revista semanal por Internet INDIO GRIS

Nº 471 - jueves 3 de marzo - Año 2011
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INDIO GRIS Nº 471
AÑO XI
 
 

"GRUPO CERO ESE IMPOSIBLE Y PSICOANÁLISIS DEL LÍDER", 1979

De Miguel Oscar Menassa
Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010

 

LA MUERTE, UNA CONSECUENCIA LÓGICA DE LA PALABRA

 

Hombre,

hombre,

hominis putrefactus,

aléjate de mí,

soy tu señora,

la muerte.

Nada de altanerías,

tú,

mi pequeño hombrecito de palabras,

tú,

debes desearme.

Soy un preciado don.

Una especie de deseo común,

UNIVERSAL,

perenne,

una especie de emblema para tu mundo humano.

 

Úvula hambrienta reseca de odio,

roja úvula sedienta,

deseo

que dejes de latir.

Una inmersión entre mis capas.

Una caída última.

Deseo,

mi pequeño,

tu deseo:

vendas de opaca seda para tus ojos

y mi amor.

Ceguera y beatitud

para mi niño,

ceguera y soledad.

Soledad y diamantes

y perlas negras

y un sabor de igualdad definitivo,

humano,

de último momento.

 

Querida muerte:

a tu pesar, a mi pesar,

la historia continúa.

 

Nuevas caras,

nuevas promesas,

nos harán vivir.

Y otra vez el callejón

será sin salida.

Y una vez más será necesario

el estallido de una pasión para iluminar la calma;

para iluminar el sordo murmullo de la muerte:

 

Ha llegado el tiempo de las luces de neón,

la noche no existe,

te esperaré,

lo hemos decidido,

viviendo.

Y nada,

que serás mi amante,

y me amarás

y harás caer un manto de olvido sobre mis ojos.

No te diré

ni amor,

ni amada,

ni azucena voraz contra mi pecho.

Te diré

mierda,

salvaje puta entre los sueños de amor,

me das

lo que le das a todo el mundo,

te llamo por tu nombre,

tú eres

la señora del Otro,

en general,

la muerte.

 

Te espero

en el final,

como se esperan las catástrofes,

allí,

te espero.

Ni orden, ni desorden para el encuentro,

como en un sueño,

como en una ilusión,

es

simplemente un anhelo lo que deseo.

Una simpleza para el alma,

un regocijo profundo,

instantáneo.

Y, por ahora,

no quiero cambiar.

Ambiciono

todo lo que poseo,

esa nada,

ese ramillete de anhelos desfallecientes.

Soy,

para mí queda claro,

una bestia.

 

Hasta la próxima.

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