Revista semanal por Internet INDIO GRIS

Nº 466 - jueves 27 de enero - Año 2011
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INDIO GRIS Nº 466
AÑO XI

 

EL INDIO DEL JARAMA –EDITORIALES- 1992-1997

 

EDITORIAL Julio-Agosto, 1992 - nº 4

 

“En una sociedad justa el trabajo es un don”

El Obrero Invisible

 

Ha muerto el Ángel Azul y, también ha muerto el Ángel Rojo y, por qué no decirlo, ha muerto, también, el Ángel Negro.

Una vez asesinado Falcone con mil kilos de dinamita de la moderna mafia italiana, los congresistas italianos, por fin, se pusieron de acuerdo. En España el gobierno ha decidido que, aunque quedemos pocos, lo mejor es ser europeos, y aconseja a sus ciudadanos que se queden esperando la selección de personal en sus casas, como lo hacían los antiguos tiranos, ya que según sus ministros más oscuros (léase Solchaga, Corcuera) dicen, hasta por la televisión, que las batallas no se ganan en las calles.

Por momentos, resulta claro que nunca más escribiré un verso. Después me quedo como callado, quieto, como esperando lo que no creo esperar.

Desde hace mucho tiempo no creo ni en fantasmas ni dioses y sin embargo el silencio que consigo crear, a mi alrededor, es como divino, fantasmal.

Ella, la vaca, desde sus carnes acuchilladas me mira y sonríe.

Yo veo caer desde sus grandes ojos, demasiado abiertos como para estar exactamente vivos, los últimos pedazos del universo.

Lenin y Marx son arrancados de las calles para volver a sus libros escritos, única verdad palpable de que hayan existido.

En Los Ángeles, los negros se debaten por volver a morir por una igualdad que nunca conseguirán y en España, Felipe se come un pedazo de vaca muerta, creyendo que es un pedazo de Europa lo que se come.

El ministro de relaciones exteriores reclama una independencia que él no estaría dispuesto a dar si fuera inglés. Mientras tanto, los ingleses esperan que las próximas elecciones las gane Aznar, para que España bloquee el Peñón y ellos tengan excusa para bombardear Andalucía que, pensándolo bien, después de los festejos del 92, no hará falta ningún bombardeo para destruir lo que ya no existirá.

Un par de indios se sublevan en Paraguay por recibir un trozo de naranja diario y en Buenos Aires, ambicionan ser como en Canada para que Estados Unidos les chupe los huevos.

Los socialistas se enferman de enfermedades raras, uno de los ministros, un viajero nato, enflaquece y está todo demacrado porque no traga bien la comida que el Gobierno le quiere hacer comer. Hay algunos que son abandonados por sus amantes y mujeres legales antes de perder por escándalo en las próximas elecciones. Los de Izquierda Unida se pasan de burócratas y los del PP tendrán que soportar que los verdes o peor todavía corten su carrera hacia el poder.

Y no es que estemos, precisamente, para perder tiempo con estas tonterías, pero los moderados están en contra de los fanáticos, los fanáticos están en contra de los muertos, los muertos ya no quieren recibir ningún homenaje, los gobiernos odian a sus intelectuales, los intelectuales, a su vez, no tienen tiempo para amar a nadie y en la televisión siguen muriendo un millón de personas diariamente.

Los agujeros negros se siguen expandiendo como en el inicio del universo y Dios ya no tiene fuerza ni para bendecir el pan, que ya muy pocos comen todos los días y como si esto fuera poco, acaba de parir mi abuela (en una de las calles principales de Nueva York uno de sus presidentes besa el cuello de Gorbachov y le coloca una medalla en el culo).

Es por todo esto que hoy bendigo esta paz que me rodea entre las letras, contagiadas por la alegría desmesurada de saberme infinitamente atado a las palabras que aún, todavía no he pronunciado, porque no vaya a ser que algún hijo de puta quiera hacerme pagar por ello.

Arranco los ojos de la vaca muerta a palos por la injusticia de los poderosos, y poseedor de esa visión estupenda, miro los diarios y me conmueve tanta estupidez, sobre todo en los independientes por la mañana y no puedo explicarme, exactamente, por qué quieren acallar, matar (deben ser asesinos), la voz que represento.

Soy el Indio del Jarama, madrileño por cojones.

Y no quiero contar ninguna historia, mas si de contar se trata, tengan cuidado señores que al cantar mi voz se ensancha y Madrid me queda chica y Andalucía en el alma y los sures, que ya España no me alcanza.

Soy el Indio del Jarama, metáfora, dulce metáfora, inexistente palabra. Soy el mundo, ya verán, México en mi palabra canta, y Turquía y hasta Irak tienen bandera en mi patria y ya para terminar, para que no falten páginas, para dar cabida a los sueños, dejo pasar el fenómeno de los rusos maldiciendo y le doy un beso a Cuba, que todavía la quiero.

 

Quiero hablar de la soberbia del Indio americano.

Lágrima que para pedir piedad no ha sido derramada.

Quisiera ser yo que, al escribir, llore ese pedido,

cuando salvajes recuerdos de mi vida me detienen.

 

Cualquiera de los jefes diría sabiamente,

que si hay una lágrima todavía escondida,

una lágrima guardada durante cinco siglos,

una pequeña lágrima que, todavía, es nuestra.

 

Si esa lágrima existe, debe quedarse donde está,

allí, guardada, escondida, esperando el momento,

esperando el trueno, la expansión de la selva.

 

Esa perla del alma, esa lágrima nuestra

debe esperar del alba, antes de derramarse,

los gritos enloquecidos, de Dios arrepentido.

 

Hasta la próxima.

Indio Gris
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