I
En 1988 (hace más o menos 20 años),
Menassa ya le hablaba a sus compañeros actuales de cine. Y, también,
a la gente de cine que no son sus compañeros.
Tened cuidado que esta voz llega desde el futuro.
II
1988-MADRID
PSICOANÁLISIS
Y POESÍA
Salud y Creatividad
Quiero
comenzar agradeciendo esta nueva posibilidad que se me ofrece (que
no es la primera ni será la última) para llegar con la Poesía, no
sólo al corazón mismo de las cosas, sino, también a las más altas
cumbres del pensamiento contemporáneo.
Sé que han
elegido a un especialista en los cuatro términos que componen el
título de mi ponencia, en la que no he de ser precisamente yo, quien
exponga sus razones. Ya que al decir de la verdad no hay ningún
psicoanálisis de los que se realicen en nuestro medio, más allá del
psicoanálisis didáctico en la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero,
que soporte el sentido de un solo poema.
Bien mirado
desde el psicoanálisis el problema se resuelve cuando la poesía es
la simpleza de haber sustituido, eficazmente, la posibilidad de
jugar del niño, por la posibilidad de fantasear del adulto. Y si de
ser un poeta, en esta ocasión se trata, diré, que creativo puede ser
un niño, un ejecutivo, un locutor de radio, y hasta algún estudiante
de nuestras Universidades, pero no alcanza, por sí solo, para
conformar la figura de un poeta.
Y por último
y en el intento de perfilar mi exposición, diré, que una buena
actitud para la creación, implica, precisamente, una disarmonía, que
no se adapta en casi ningún caso, a las pautas, armónicas que
determinan los conceptos de salud que manejan los poderosos.
Y ahora que
estoy por cumplir los cincuenta años, me digo que he vivido medio
siglo de un siglo maravilloso, el verdadero siglo de las luces, y me
es grato decir, que no hay en los vericuetos del alma humana, ningún
camino trazado para el arte o para la locura. En el hombre todo se
construye, hasta sus instintos.
A una frase
de condenar a los organizadores por la mezcla de los cuatro términos
en una formulación imposible, me digo con cierto nerviosismo: algo
habló en ellos, que por resultar imposible ha caído en el registro
de lo humano.
Y si tal ha
sido, entonces, la magnitud de la audacia de los organizadores del
Congreso al combinar el título de mi ponencia, me pregunto por la
magnitud de la mía. Y esta frase, para los que están acostumbrados a
oír, algo de sexual ha traído al escenario de las palabras. Un
cuerpo vive entre nosotros en esas palabras.
Una palabra
hecha carne como se decía antiguamente o mejor dicho, un pedazo de
carne mostrando una vez más que hay algo, aún, humano en el hombre,
no simbolizable.
Cómo empezar,
con éxito, una articulación entre salud y creatividad, por ejemplo,
en ciudades donde sus estados, no cuidan la salud y prohíben, más o
menos, la creatividad.
Llego a
decirme en los decires, que se ha querido poner a prueba mis
especialidades y llevado como es llevado un jugador por una gran
apuesta digo: soy un grupo y mi nobleza no es ninguna nobleza. Y ser
un grupo no significa siquiera que no vaya a poner una firma al
finalizar este escrito que recuerde en parte mi nombre y apellidos.
Ni siquiera que los fundamentos de mi propio pensamiento no me
pertenecen. Hoy quiero ser un grupo en el instante mismo de la
vergüenza, en el mismísimo instante de las grandes revelaciones. Soy
un grupo ahí donde os digo que hay razón en pensar que de la
enfermedad a la salud hay un solo paso, como piensa el Excelentísimo
Ayuntamiento de Caspe. Es lícito pensar que entre la mediocridad y
la creatividad hay un solo paso, como piensa el Colegio de
Psicólogos de Aragón. Y más lícito aún, pensar que de la locura a la
poesía hay un solo paso, como piensa el Grupo Caspolino, pero esa
razón podrá ser una verdad material, histórica, sólo aceptando que
hoy por hoy, ese solo paso puede darlo el psicoanálisis.
Y si es
necesario confesarlo, lo confieso, yo, también, fui temblando a mi
primera sesión de psicoanálisis pensando que nunca más besaría a
nadie con pasión, que jamás escribiría un verso. Después para
vengarme hube de escribir más de mil versos y hube de besar a más de
mil mujeres, esa cifra bastó para sentirme vencido por la verdad. La
pasión no se termina porque no existe como tal, se genera entre las
personas, entre las palabras, entre los acontecimientos. Estoy
recordando en estos espacios los gloriosos días de mi juventud,
donde hasta hablar era una pasión, tal vez, la más poderosa pasión
de mi juventud.
Hablar era
más que comer, era irse enredando en situaciones, amores,
traiciones, triunfos, derrotas, que jamás hubieran sido mi vida, si
me hubiera faltado la palabra.
Vengo a
decirme y no sé muy bien, por qué frente a ustedes, que antes de ser
escritor, yo fui hablador. Y gozaba de una salud espléndida. Me
psicoanalizaba todo el día, todo lo que pasaba por mis palabras fue
mi vida. De tanto hablar, llegué a decir que para el hombre muchas
de las cosas y situaciones que se le aparecían lejanas por sus
articulaciones alienadas, eran posibles en nuevas articulaciones de
lo que en esa época llamábamos ser. Y así, llevado por mis primeras
palabras, comencé mis primeros amores, mis primeros escritos.
Tuve suerte,
había sido generado para el goce y gocé. Gocé con mis primeras
relaciones amorosas y gocé con mis primeros versos. A partir de ese
momento ya nada tiene arreglo en mi vida y mi salud ya no es
espléndida, porque si bien no padezco ninguna enfermedad, me acosan
todas las enfermedades, desde que escribo, desde que hago el amor,
mil demonios de dudas me persiguen, porque la muerte en aquel goce
hubo de haber realizado su primera movida.
Aquí estoy
dulce niño encantado, soy tu final y para mí la vida no había
comenzado, como ustedes comprenderán eso ensombrece a cualquiera.
Os hablo,
curtido por ese desgarramiento de haber abandonado el goce
primitivo, la salud primitiva en brazos de mi madre, para ser
escritor, para ser un amante, situaciones humanas por excelencia,
que por tales, desde sus inicios están condenadas a morir.
Abandonar, os digo, para ser escritor, el dulce balanceo de sus
brazos, para sumergirnos en los terremotos cósmicos del lenguaje,
donde la palabra más que reinar, cuestiona todo reino aún cuando nos
dice que el amor no son los acontecimientos de la noche pasada sino
las palabras en esta clara mañana llena de porvenir, es decir, otras
palabras.
Y no vayáis a
creer por los sesgos, que me estoy alejando de la cuestión, o que no
quiero enfrentar la cuestión decididamente. Estoy en el propio
corazón de la cuestión y como sabemos no se puede llegar a ningún
corazón sin haber pedido fuerzas prestadas al acto de decidir. Pero
vale decir que haber hecho el esfuerzo y haber llegado al propio
corazón de las cosas, no simplifica en nada lo que tengo que deciros
y más aún, complejiza el discurso y lo mancha un poco con sangre, es
decir con las historias de las civilizaciones, con la política.
Una de las
conclusiones de mi exposición, podría ser que la poesía, en mi voz,
pide un lugar en el hombre.
O bien dicho,
en castellano, para que se entienda, mientras haya tantos enfermos
descuidados, no habrá salud plena para nadie, mientras haya un
hombre que no pueda el hombre, no habrá hombre.
Psicoanálisis
y poesía; salud y creatividad. Repito las palabras para volver a
tener la ilusión de creer que podré, en esta oportunidad, segunda,
ya que en el primer intento llegué a un callejón sin salida y que no
podré aunque lo deseo, modificar con esta conferencia el rumbo algo
desviado de la salud pública y dudo, también de hacer llegar a
ustedes la verdadera dimensión de mis palabras.
Es por eso
que en esta segunda vez, no intentaré nada y aceptaré desde el
comienzo haber sido vencido por los organizadores del Congreso, en
el sentido de ese notable saber que sin envidia podemos coger de la
destreza de nuestro vencedor. He sido puesto en un lugar, donde me
tocaría, según el cuadernillo de invitación al Encuentro, defender
el psicoanálisis, ya que a otros habrá de tocarles, por
negociaciones previas, me imagino, atacar el psicoanálisis, o por lo
menos decir, que el psicoanálisis nada tiene que ver con estas
cosas. Se trata, entonces, de que en forma lógica y razonable yo haga
pesar en mis palabras todo el saber que se supone avalado por 25
años de trabajo activo en el campo psicoanalítico. Pero aquí el
problema (nos imaginamos que para facilitar la cuestión) los
organizadores, conociendo de antemano mis dotes poéticas, queriendo
facilitar las cosas, han puesto al psicoanálisis, repito, para
facilitar mi defensa, al lado de la Poesía. Con lo cual me han
quitado posibilidad de esbozar una defensa, lógica y razonable, ya
que la poesía subvierte toda lógica y lastima toda razón. En cuanto
al agregado (vuelvo a imaginarme, producto de negociaciones)
conciliador de la salud y la creatividad, no hacen otra cosa que
sumirme en la desesperación de las mezquinas utilizaciones que el
poder hace de estas dos palabras en cuestión. Ya que la salud queda
siempre definida desde la clase que la posee y todo creativo que no
contribuya con su creatividad al sostenimiento del sistema burgués,
termina siendo un marginado si llegó a cierta edad. Pero si es un
joven, otra víctima más de la droga se hará evidente.
Hasta el jueves.
Indio Gris