INDIO GRIS

REVISTA UNIPERSONAL DE RECOLECCIÓN DE BASURA
Nº 27. AÑO 2000 JUEVES 30 DE NOVIEMBRE
FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2000

NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS
CASTELLANO, FRANCÉS, INGLÉS, ALEMÁN
ÁRABE, PORTUGUÉS, ITALIANO Y CATALÁN

INDIO GRIS, ES PRODUCTO
DE UNA FUSIÓN
EL BRILLO DE LO GRIS
Y
EL INDIO DEL JARAMA
LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO DEL SIGLO
XXI

Indio Gris


 INDIO GRIS Nº27

1

20 De Noviembre del año 2000

Hace una semana, desde que me dieron el diploma como Profesor Honorario de la Universidad Abierta Interamericana, que estoy como sin rumbo como de haber venido desde muy lejos hasta llegar aquí. 
Esto que me pasa no me había pasado nunca. Estoy sin palabras o, mejor dicho, todas las palabras juntas quieren salir al mismo tiempo, el resultado es una parálisis general, rotunda. 

No puedo escribir. Escribo tonterías, me atribuyo honores cuando yo sé, muy bien, que en este siglo todos los honores serán para la poesía.

2

Si acepto todo el reconocimiento tendría que viajar como mínimo cuatro veces por año a Buenos Aires desde Madrid, ida y vuelta .

Con lo cual no se sabría nunca más cuál es mi lugar de residencia. 
Dónde mis mejores páginas, dónde mis más grandes amores.

Debo reconocer que, esta vez, la pintura me alejó de la escritura. Pinté frenéticamente, hasta llamé a Madrid para que transportaran mi caballete grande desde Arganda del Rey a Madrid, a mi consulta de Madrid. Mientras pintaba no podía imaginar para mí ninguna otra cosa que pintar.

En el óleo número 16 sentí que no daba más y me puse a escribir. Cuando escribo la vida es lejana y siempre es el mundo el que se mueve. Pintando, la vida soy yo mismo y el mundo se detiene para mirar mis movimientos. A veces llego extenuado a la palabra y a medida que se van escribiendo son las palabras las que me reaniman. Cuando pinto llego a la tela lleno de energías y cuando termino de pintar quedo extenuado.

Pintar es muchas veces parecido a hacer el amor, escribir nunca se parece a nada.

3

Estuve leyendo las cartas de 1976, 1977 y no me gustaron. Nada, no me gustaron nada. No sólo por lo que decían sino, también, porque estaban mal escritas. No sé, hoy a dormir, mañana lo intentaré de nuevo.

4

Que nada de mañana, han pasado sólo quince minutos y la vergüenza me trajo otra vez al ordenador y trato de descifrar mi cobardía: Como me dieron un no sé qué las cartas del 76,77 y 78 y no pude tomar nada de ellas entonces quería dejar de escribir.

De las cartas me impactó, primero la grandilocuencia de las frases en general, aún las de amor. En segundo término me impactó, y algo me molestó, la confianza que yo mismo tenía en mi escritura cuando, en realidad, teniendo en cuenta la obra escrita y publicada hasta aquí, en esos años recién comenzaba mi camino como escritor.
Y, después, para colmar toda medida, el dolor de esos primeros años de exilio era mi dolor.

5

Las doce de la noche en Buenos Aires y estoy solo, aquí, escribiendo. Algo fuerte debe haber pasado en mi vida.
Aquí, solo, escribiendo.
Espero que suene el teléfono, que algún desgraciado me necesite para algo y tenga que llamarme.
Alguna mujer que me diga:
-Soy esa voz que huye de sí misma pero no doy más, quisiera quedarme en esta página.
Hoy padezco de tendencias contradictorias pero me parece que debo volver a las cartas.

6

A veces me da miedo peguntarme de qué materia estoy hecho. A veces hasta me da miedo no preguntarme nada.
En veinte días, veinte cuadros, algunos de bella composición, algunos nada y otros, en general, correctos. Se podría decir que estuve veinte días encerrado pintando y, sin embargo, en estos veinte días me pasó de todo. Fui célere y rotundo y me dieron honores de médico y poeta, de psicoanalista, un diploma me dieron y un consejo: que hiciera por el mundo lo que hice por mí .Después, también, mientras pintaba dirigí nuestra empresa en Madrid por teléfono y colaboré con eficacia en la compaginación del Nº 40 de nuestras revistas "Las 2001 Noches"  de poesía y "Extensión Universitaria" de psicoanálisis. Escribí los números 25 y 26 de El Indio Gris y presenté dos libros: La Poesía y Yo y Poeta Condenado.

Supervisé las dos Instituciones que psicoanalizo en Buenos Aires: Grupo Cero y Encore. Ayudé en la producción de tres programas de estudio, comí tres asados en la terraza de mi casa de Córdoba y Callao y almorcé dos veces con personas de gran conocimiento y cultura y hablé dos horas sin parar de él Porvenir de una ilusión.

Después, también, tuve esas tardes vacías, heladas y una noche me desvelé pensando de qué materia estaba hecho y me parecía natural volar más, sin embargo, me la pasaba todo el día encerrado, pintando.

7

Ejemplo de carta

    27 de julio de 1997- Málaga: 

A veces me asombro a mí mismo, con las cosas que hago o sería capaz de hacer para que funcione la máquina, que no puedo definir muy bien, ni su funcionamiento ni sus atributos y que, por otro lado, si produce algo yo, todavía, no me he enterado bien qué.

 Sin embargo debo reconocer un deleite cuando la veo, la escucho o la imagino funcionando. Me siento como incluido en un movimiento superior a mis fuerzas, a mis propios pensamientos, por eso nunca le pregunto hacia dónde vamos, quién viaja con nosotros.
      Acepto mansamente su mapa de ruta y sus amores. Dispuesto a compartirla con todo quien la ame, ella se comporta conmigo dulcemente y cuando no hacemos el amor sonreímos mirando la luna al unísono de cantos de pájaros extranjeros, para hablar de países exóticos y calientes, donde el agua de mar es una pesadilla de dolor, aullidos horribles y espectrales marcan constantemente el ruido del amor.

No te detengas en el borde de las horas como ese horrible personaje
  francés.

Cae en mis brazos, cae en la ausencia de tiempo de mis latidos de
  amor y desesperación por encontrar, quién sabe, la huella misma, de cada poema, grabada en piel marina, ajena luz para tus ojos nocturnos, cada poema como una huella de algún cuento infantil en la mirada de la humanidad.

Para cada mujer habrá en mis versos el poema que la contenga toda, y para cada mujer, distinta será la flor y otro el poema.

Después aún, rodaremos escenas inútiles. Un corsario, vestido de payaso, muriendo de viejo y triste en el hospital de la Princesa. Haremos un documental para demostrar que las armas de fuego y su perfeccionamiento se deben a una regla ética, que diría, más o menos, así:

Inventamos las armas de fuego para evitar por todos los medios que un millón de pequeñas hormiguitas negras se coman en quince minutos a un enorme elefante blanco.

   Dime dónde estoy, dime dónde estoy y haremos el amor sin conocernos. Ciego, a las bondades de la naturaleza, prefiero estar, cuando la niebla del deseo nos atraviesa.

Yes un sentir oculto lo que se hace vana presencia iluminada.

Un beso siempre muere en el beso, un verdadero gran amor, muere la misma noche que se produce.

Un polvo verdadero no se recuerda nunca.

Por eso es que te amo, extranjera, blanca extranjera mía y tan lejana. Te amo por ese mundo que se abre al perderte. Amo las alas que me diste para volar lejos de ti, oh, enamorada.

Noches de locura donde el recuerdo de tu piel son todos los recuerdos.

Y cómo te extendías sobre mi vida sin que ni yo me diera cuenta, tu piel aguda sombra esclarecedora de enceguecidas luces, tu piel amante de los misterios sin solución, amante loca, empecinada, ciega. Tu piel era el regazo materno para los grandes poetas milenarios.

Cuando había canto, cuando la música sonaba al unísono con la música, cuando toda violencia era un violín sangrando, era tu piel la que cantaba.

En cada giro sobre ti misma, sobre la humanidad, en cada vuelta de hoja, en cada nuevo encuentro eras otra y otra más aun, pero no danzabas, te mostrabas todo el tiempo como desapareciendo, como no queriendo estar del todo en ningún sitio, no amar ninguna realidad, ningún tiempo.

Fue entonces cuando te besé los labios con ternura, los labios, las estrellas, las cien cuentas no hechas, el salario del miedo que nunca cobraremos en metálico, las estaciones públicas, los trenes arrebatados de calor en pleno verano, las espigas de trigo, cómo se movían lentamente esas espigas doradas de trigo al compás del movimiento de tus labios. Te pedí que me besaras los ojos y moviste tus nalgas caprichosamente. 

Enseguida me dije, es el influjo del sol sobre las bestias, ahora nos buscaremos como fieras para hacer del amor las cosas de las fieras. y te morderé el pescuezo como si fueras un animal caliente y te moverás excitada y loca, tratando de que yo crea que te quieres salvar, que mejor dejarlo para el próximo verano, y ahí, es cuando se caen las flores de la mesa, los asnos dejan de llevar la pesada carga, para cocear al viento sus antiguos pesares, todo tiembla en nosotros como si nuestros cuerpos fuesen la esencia del temblor, y aún nos queda todavía una jornada de locos y volveremos a caer junto con la caída del sol y en cada tarde se encenderá la mañana siguiente.

Haber vivido a plena mar estos amores hacen del tiempo sales curativas. No fue que tuve que perder mi juventud para ganar el tiempo. Como no había más remedio que perder mi juventud, amé la noche intensamente, bordé cada palabra a cientos de palabras, dije eso y lo otro, permanentemente, y nunca tuve prisa por llegar. y así pasé gran parte de mi vida y cuando me metía en el mar lo hacía con respeto y nunca me acercaba a los volcanes y me daban tristeza los animales en cautiverio y las mujeres en cautiverio y los hombres en cautiverio y los niños en cautiverio y cuando me enteraba que alguien no había tenido su pedazo de pan, enseguida abandonaba todo lo que estaba haciendo y me ponía a pensar si tenía o no tenía solución el hambre ajena.

Amada, amada, dónde estás, sé que te estás yendo a hurtadillas, sin llamar mi atención, como si.nunca hubieras estado. Como la pequeña llama interior que nos permite el mundo, que a veces se nos apaga, sin que sea posible detectar ningún viento, ni siquiera una pequeña brisa.

Llama de amor, me digo, se apaga con amor.

 

 

"Esta novela es un monumento al deseo, no a su satisfacción, y el deseo no cabe en moldes ni normas".

                                       Leopoldo de Luis

"Menassa hace del erotismo una verdadera enciclopedia de las relaciones sexuales".

Juan-Jacobo Bajarlía


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