Revista semanal por
Internet Indio Gris
Nº 243. AÑO 2005 JUEVES 7 DE ABRIL
FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE:
MENASSA 2005
NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS
EN VARIOS IDIOMAS
CASTELLANO, FRANCÉS, INGLÉS,
PORTUGUÉS, ITALIANO

INDIO
GRIS ES PRODUCTO
DE UNA FUSIÓN
EL BRILLO DE LO GRIS
Y
EL INDIO DEL JARAMA
LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO DEL SIGLO
XXI
Indio
Gris
INDIO GRIS Nº 243
AÑO V
EDITORIAL
EEUU RECONOCE
QUE SE EQUIVOCÓ EN TODO
PERO NO LE IMPORTA
POESÍA, CARTAS DE AMOR,
PSICOANÁLISIS,
¿EROTISMO O PORNOGRAFÍA?
ALGO DE POLÍTICA O RECOLECCIÓN DE BASURA
Y CARTA DEL DIRECTOR |
"LA MUJER Y YO"
26
EL CHAPAPOTE HA LLEGADO AL AMOR
Ella llegó una tarde
desesperada y a los gritos:
¿Viste, mi amor, lo que pasó en Galicia con el mar?
Una gran bola negra de mierda y de dolor,
en alta mar, mira amenazante hacia la tierra,
mientras silenciosa mata los peces en el mar,
envenena las rocas y los musgos marinos
para que nadie nunca más, ni siquiera los peces,
pueda hacer el amor en el profundo mar.
Y tú ¿qué piensas? me preguntó antes de desmayarse
porque el alquitrán se le pegaba a la garganta
y, al mismo tiempo, le impedía respirar y cantar.
Estoy convulsionado, amada, y no digo roto
porque no corresponde a un hombre de mi edad.
Es cierto, mi pequeña, la marea negra
ha pegoteado y manchado
todos mis pensamientos,
desde la pequeña almeja enamorada
hasta el marisco varonil y encendido,
avergonzado de su belleza ennegrecida,
se esconde sucio
tras las rocas sucias
en un sucio mar.
Hoy mismo, dijo ella con fuerza,
dejaré de jugar y de comprar regalos
y enviaré ese dinero a Galicia
para que puedan limpiar dos o tres
mejillones o comprarse un buzón
y enviarse una carta
de un pescador gallego
pidiendo piedad:
Señores gobernantes, no queremos vuestro dinero,
queremos los medios adecuados para curar el mar.
Porque es necesario, Señor Presidente, para nosotros,
que haya mar, marineros, pescadores taciturnos.
Con vuestro dinero podríamos comprar algo de pan
y hasta festejar con algún alcohol la noche buena,
pero sin mar, ciudadanos del mundo, deben saberlo,
sin mar, sin pescadores, Galicia morirá y no de hambre,
morirá intoxicada de tristeza por la falta de mar.
Yo, querida, no puedo dejar de jugar
ni ninguna otra cosa, no puedo
dejar de vivir, de amar, de ilusionarme,
no puedo dejar ni mi trabajo ni mi dignidad,
debo llevar conmigo, en mi vida diaria,
todos mis vicios, que sólo son jugar,
y todos mis amores, mis cantos
y, si la hubiera, algo de libertad.
Y he de vagar por donde el mundo vaga
y, cuando el mundo todo se detenga,
yo escribiré, en un verso, ese silencio
y pediré a la rosa que florezca
en la estación precisa, con el color exacto
y amar humano amor y, también, las sombras,
los silencios a los que no llega ninguna humanidad.
Y, también como humano,
quiero poder amar el sexo,
cuando el sexo no tiene
de humano casi nada,
sino la fiera misma,
con su orgasmo,
siempre estrepitoso y a tiempo
y la vaca esperando detenida
hasta el nuevo ser.
Amar, le dije para cerrar,
con voluntad desesperada
del hombre su animal,
su fiera encadenada.
Así me gusta oírte hablar,
dijo ella entretenida en el espejo,
tal cual un macho de la especie,
nada de palabritas ni arrumacos,
ahí, tieso, siempre para adelante.
Tienes que tener más cuidado, le dije,
que estoy hablando de otra cosa.
Sí, hablando de otra cosa, sin embargo,
la vaca esperando detenida ¿no soy yo, acaso?
y ¿quién más encadenada que yo misma,
tu fiera, pero mansa, atada a tus caprichos?
El verso se complica, amada mía,
le dije, con ternura extasiada,
ten paciencia que, un día,
te resucitaré, haré de ti una mujer distinta,
un hombre bien plantado, diferente.
Ella comenzó a reír, mientras decía:
Cada nuevo filón de oro,
y me miraba y se reía,
está encarnado en un nuevo trabajo.
Una nueva ley, antes desconocida,
regula, ahora, el oro, la obra producida.
A mí, también, me gustaría, le dije,
vivir pegado a un árbol en plena selva virgen,
pegado por mi boca, chupando todo el día
la savia universal, la vida plena
y así descansaría y, al anochecer,
escupiría estrellas y cagaría
diamantes encendidos y mi semen
sería el misterioso ungüento blanco
que luchará sin tregua,
contra la asesina que en el mar acecha.
Marea negra es su nombre vulgar,
en el Gobierno la llaman
"pequeño error de apenas un milímetro"
que costará casi todo el poder
y, en algunas oficinas de correos,
sin explicar motivos, la llaman
"el mensaje trabado"
y chapapote quiere decir,
todo el mundo lo sabe,
que el Gobierno no pudo con el mar.
¡Abrid los ojos, ciudadanos! Ahora,
que distraídos están los gobernantes
y recordad el chapapote
y la lujuria del dinero negro,
la negritud, espléndida, de las armas negras
y el chapapote del racismo, también,
contra los ciudadanos negros.
Hasta el Señor, Gran Dios,
tuvo su chapapote
cuando, muy bondadoso, exactamente justo
y exageradamente hermoso, tuvo que matar.
Y no está mal que se librara de morir matando
pero sus fieles quedamos condenados a vivir
con el Gran Dios que vive y su mitad que ha muerto.
El chapapote del Gran Dios que vive y muere,
siempre sin remedio, cada día, en nosotros.
No te creía tan creyente en Dios,
me dijo ella, vacilándome,
te hacía, sencillamente, un pagano,
un hombre de mucho mundo, sin Dios.
Me dio la espalda y, girando la cabeza, me dijo:
Vaya a saber en qué estarás pensando
cuando, en el verso, escribes la palabra Dios.
No quise discutir y me quedé cavilando
mas, de golpe, como saliéndome del alma,
"tal vez en mí mismo", le dije sonrojándome
y ella al hablar tensó la cítara
hasta el rasguido del silencio:
No me parece mal que, de tanto en tanto,
la vida te condene a que te creas Dios
porque, para mí, querido, lo eres todo el tiempo,
hasta cuando la bruma de un humo sombrío,
inexistente y dramático, me deja sin ti,
yéndote a galope tendido en el poema.
Le dije gracias, por decirle algo,
y me tiré por la ventana del piso 23
y nunca más pude llegar a tierra.
El chapapote pegajoso e inmundo
sobre la arena y el salitre,
sobre las piedras y el amor,
asqueroso, inextirpable,
tal cual cáncer maligno,
no me dejó llegar.
Ahí, me di cuenta del desastre
y ya no había tiempo para nada:
En un país rodeado por el mar,
habíamos elegido un Gobierno
que nada conocía del mar.
"La
mujer y yo 26"
Indio Gris
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