Revista semanal por
Internet Indio Gris FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2004 NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS
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INDIO GRIS Nº 227
13 de Agosto
de 2004 Buenos Aires 75.000 EJEMPLARES POR MES NO SON NADA Lo que necesito es un buen administrador. Alguien que haga las cuentas a mi favor. Alguien que me pueda decir: -Mire Don Menassa, 75.000 ejemplares para una revista mensual de poesía de difusión gratuita, son muy pocos ejemplares. Teniendo en cuenta que cualquier periodicucho que produzca 300.000 ejemplares diarios estaría produciendo 9.000.000 de ejemplares al mes; podemos decir, una riqueza ostentosa frente a nuestra miserable pobreza. Sólo 75.000 ejemplares por mes. Así no iremos a ninguna parte. Y yo sé que molestar al personal, cuando el personal ha hecho sus esfuerzos, no es cosa buena. Sin embargo, precisamente, ahora, donde más de 30 sujetos del inconsciente (por su condición de candidatos al psicoanálisis) han decidido apropiarse con su trabajo (tiempo, dinero) de una de las revistas más importantes de fin de siglo, "Las 2001 Noches", precisamente, ahora, es cuando arremeto como los vientos huracanados fuera de estación para decirle a esos valientes: -No habéis comprado nada, casi nada. La verdadera libertad para una revista de poesía acontece cuando se publican 500.000 ejemplares por mes y se distribuyen eficazmente. Es por eso que en el mismo tiempo donde agradezco vuestra llegada al mundo de los vivos, os pido que comprendáis que aún no hemos realizado nada, casi nada. 75.000 ejemplares por mes de Las 2001 Noches, comparado con el poder de la prensa contra la cual tiene que luchar una revista de poesía, es como un pequeño eructo en una noche de tormentas eléctricas. La verdad, no sé por qué cometo este error, pero tengo muchas ganas de decir: -La idea de Las 2001 Noches, es una idea vigorosa, por lo tanto para que progrese como tal, idea vigorosa, es necesaria una infraestructura económica poderosa. Cuando tendría que ser feliz, soy feliz; pero en el mismo momento de ser feliz, me doy cuenta que mi felicidad no es la felicidad del mundo. Entonces, gozo mi felicidad, me digo: 75.000 ejemplares por mes, qué barbaridad, qué maravilla. Todo ocurre como soñé toda mi vida y veo a mis amigos contentos, felices, por lo que hemos conseguido y sin dejar de gozar por mi pequeña felicidad me pongo a trabajar en una felicidad más grande, para más gente y me imagino grandes cartelones por televisión que digan: HACIA LOS 500.000 EJEMPLARES DE LIBERTAD y miraré a mis amantes y todos sonreiremos y algún periodista despistado dirá entre amigos: "Ahí va Oscar Menassa, el magnate de la poesía" y hará alardes de haberme conocido cuando leíamos a viva voz nuestros poemas en los barrios populares de Madrid y nosotros, pobres criaturas embelesadas por la belleza, por los terremotos y las borrascas y el olor a pan quemado, en las mañanas. Criaturas, absolutamente atadas por el amor a las palabras. Toda nuestra vida será esa grandeza, volando de un confín a otro confín de la lengua castellana. Antes de comenzar el próximo siglo, algo habremos hecho con el amor y estará escrito. Antes de comenzar el próximo siglo, algo habremos hecho con la escritura y estará todo publicado. Lo único que sé es que el bien que tenía que hacer con el psicoanálisis ya lo he hecho o lo estoy haciendo con los candidatos que, actualmente, están en formación, en la Escuela de Psicoanálisis que dirijo. Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa. Un violín imparable. La música de fondo de un corazón cayéndose en el lago del amor. Atolondrado, eso quiero ser, un atolondrado, alguien que algunas cosas se lleva por delante y que otras cosas lo llevan por delante a él. Un juguete roto, en las manos ansiosas por jugar. Escaparate vacío, ancho como el mar. Ya fui el médico que mi padre deseaba para mí, ya fui el poeta que mi madre ambicionaba a su lado. Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa.
Humo de viento alcanzando el paroxismo de un amor. Yo
fui su amante cruel. El tipo de dinero que mantenía su locura. Después, también, están esos días como muertos, como sin nada. Esos días donde a uno le dan ganas de comenzar todo de nuevo. La poesía de nuevo, el amor de nuevo, la vida misma comenzar de nuevo. Aunque no se pueda o no se deba, cambiar todo de lugar, de tiempo. Yo también fui un amante infernal y cuando ella reía yo me la comía a besos y cuando ella lloraba yo me la comía a besos y nos poníamos a jugar y yo la chupaba con frenesí y ella gritaba: Diablo, diablo; somos esta locura extraterrestre, este amor sin fin y yo la chupaba y, después, me la comía y hablábamos de mi potencia viril mientras la chupaba y me la comía y ella se ponía triste, muy triste, cuando yo dejaba de escribir. Amor amante amor, también conozco a quien por hacer el amor contrajo enfermedad y, también, conozco a los amantes crueles que dale que dale todo el día haciendo el amor y no enferman nunca. Alto albaricoque inalcanzable por la lujuria del recuerdo, estoy como la vida misma está, desordenado. Tengo que sostener dos grandes amores: Madrid, Buenos Aires, y el alma se me encoje en lugar de expandirse. Loas, entonces, para el hombre que se levanta en mí y grita, otra vez, empecinado, LIBERTAD. Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa. Ahora me gustaría dedicarme a otra cosa. Vender frutas o flores o nostalgias, ser del tiempo la bruma, del verano la noche. Yo también tengo cosas para contar y fui el que soporté toda la pregunta. ¿Dónde vivir, fuera de los brazos de mi madre? ¿dónde poder dibujar una boca fuera de sus labios? Entrecortado espíritu del aire. Estoy aquí, poniendo en mis alforjas, leve esperanza. Noctámbulo ruiseñor perdido. Estoy aquí, bordando en mis alforjas, los vientos huracanados del poema.
Soy el cantor le dije sonriente,
Ya sé que no es decente, amar la vida tanto,
Sin embargo, usted y yo podríamos
Aunque en verdad nadie lo quiera Indio Gris ![]() ![]()
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