Revista semanal por Internet Indio Gris
Nº 211. AÑO 2004 JUEVES 1 DE JULIO

FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2004

NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS
CASTELLANO, FRANCÉS, INGLÉS, ALEMÁN
PORTUGUÉS, ITALIANO 

INDIO GRIS ES PRODUCTO
DE UNA FUSIÓN
EL BRILLO DE LO GRIS
Y
EL INDIO DEL JARAMA
LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO DEL SIGLO
XXI

Indio Gris


INDIO GRIS Nº 211

AÑO IV

 EDITORIAL

Agosto 1976, Buenos Aires.

CARTA DEL ADIÓS

Todo poeta
y así he de llamarme de ahora en más 
debe escribir -tarde o temprano-
su carta del adiós.

Pretendo todo lo que sea posible
en el recorrido hacia lo inefable,
lo inefable en sí, no me interesa.

Soy lo que se dice un caminante, un viejo marino.

De los puertos,
sólo tenues fragancias,
sólo el color maduro de las fresas.
                                                Mi vida está en el mar,
en las distancias,
en las lejanas sombras de la noche.

Algas marinas y serenas luces de ultramar, guían mi destino.

Toda voluntad será deliberada o no será.
Y habrá quien busque desesperadamente el manto de oro,
las letras del origen.
Habrá quien mate y quien bendiga el inquietante murmullo del recuerdo.
Adoradores del sol,
                          atletas del olvido,
                                                   burdos encantadores de serpientes
Abomino de todas mis pertenencias.
                                                   Dejo la nada.
La violencia de un gesto imperceptible,
donde la locura,
                      la verdadera locura,
es todavía la una esperanza.

Hago un tajo feroz sobre la tierra.
                                                Divido el mundo en dos.

 

CARTA DEL ADIÓS

BUENOS AIRES, LA REINA DEL PLATA, ADIÓS

Para saber de pequeño y de loco
olía los olores buscando aquel olor.
Serpiente adolescente recupero tu piel.,
para ser tan solo contra el tiempo mi tiempo.

Hurtaba de las noches sueños y flores negras.
Opacas madres reventando sus sexos
                                                        entre la algarabía y los colores
de la palabra puta.

Ella era el otoño.
Sus frutos secos su color marrón,
su frío entrecortado por el sol
                                             palabras del pasado.

Dormía bien 
comía mi bocado de pan
                                     y amaba de ella 
los resplandores.
                         Su cuerpo contra mi cuerpo 
todo lo primordial.
Sus humedades contra el dolor de la vigilia.

Recuerdo sus pechos en mi propio latir
redondos como toda la nieve
como la blanca nieve universal,
                                             sus pechos
altas fragancias en mis ojos. Olor de los olores.
Busqué,
con toda la impiedad de la locura
tus pechos en la tierra.
Y en cada flor, y en cada hombre
y en cada letra de mis versos,
                                            busqué,
tus ojos en la tierra.

Supe del tiempo de los despedazados pétalos
entre las manos.
                       Y fue imposible ser.
Del viejo amor
del desenfado de mi cuerpo
sobre tu bajo vientre,
sólo me quedan en las manos,
astillas
encuentros con la muerte.

En mis pequeños oídos malheridos
el ronroneo, de tu voz, la vociferación de tus encantos
entre mis piernas. Lenguas de fuego
tu voz, tu canto amable, tu nada misteriosa.

Y fui para saber, tu dios
el rey de tus aullidos
el omnipresente legislador de tus blasfemias.
Tu poeta inmortal.
La grieta en tu mirada, para siempre.

Bebedor insaciable, lleno de sed
pleno de rabia y de lujuria, bebí toda tu sangre,
tu embriagadora leche, bebí, todo el dolor.
Tus líquidos orgánicos,
tus carnes desgarradas con mis dientes
no bastaron.
Mi sed era insaciable.

Era una sed de tiempos, de palabras.

El sol que yo buscaba era otro sol
ni llamas, ni fulgores, ni roncas caricias sobre mi piel.
El sonido del sol, el estruendo del sonido del sol.
El nombre de tu cuerpo.

24 de junio de 1977, Madrid.
Fiesta de San Juan.

 

BUENOS AIRES, LA REINA DEL PLATA, ADIÓS

TALLERES DE POESÍA

GRUPO CERO
Abiertos todo el año
91 758 19 40

www.poesiagrupocero.com

ARTE POÉTICA

Poesía, lo sé, mientras te escribo,
dejo de vivir.

Entrego, mansamente, mis ilusiones,
mis pobres pecados proletarios,
mis vicios burgueses y, aun,
antes de penetrar tu cuerpo,
tapiz enamorado-
abandono mi forma de vivir,
miserias,
locuras,
hondas pasiones negras,
mi manera de ser.

Vacío de mis cosas,
abanderado de la nada,
transparente de tanta soledad,
invisible y abierto,
permeable a los misterios de su voz,
intento,
rasgo sonoro sobre la piel del mundo
                     la piel de la muerte
                     la piel de todas las cosas.

Poesía, sobre tu piel, rasgos sonoros,
esquirlas apasionadas,
imborrables astillas de mi nombre.

ARTE POÉTICA

Usted es feliz pero no puede sonreír.
Clínica Odontológica
GRUPO CERO

¡CONSÚLTENOS!

TEL. 91 548 01 65

 

DESPUÉS DE LA MUERTE

En el refugio de la noche
la vida se desplaza levemente

Tan soberbio
tan espectacular era el poema entre las sombras
que no me alcanzará para escribirlo,
ni la mañana, ni la noche,
ni el resto de mi vida.

Navego como navegaron los grandes navegantes
a ciegas,
con el pulso detenido por la emoción de cada instante
oliendo tierra firme en todas direcciones
y así,
otra vez el mar y el profundo cielo permanente.
Vientos perfumados
y peces enloquecidos por el hambre, festejan,
la inminencia de un nuevo fracaso.

Nadie ha de morir en ese olvido,
surgen, fortalecidas,
por el odio de seguir buscando,
imprecaciones y blasfemias.
Capitán del hastío,
siempre buscando tierra firme,
siempre encontrando abiertos mares y perfumes,
cerrados océanos.

Con la soberbia de un hombre encadenado
y libre,
un día terminaré gritando entre tus brazos:
yo maté a Dios, quiero la recompensa
y, seguramente, alguien me dará 30 dineros
y mi locura seguirá avanzando sobre todo.

Viene del sur, dirán, es un desaforado.
Anguila escurridiza y voraz,
eléctrico perfume entre las piedras,
palabra desmedida, es el poeta.

Vengo para que conmigo muera lo último.
Más allá de la nada comienza mi camino.

Un hombre es a otro hombre, su poeta y el Otro.
Olímpico destino y, a la vez,
embalsamada furia detenida.
Contraste primordial entre mi ser y el mundo.

Un hombre es a otro hombre, su mirada y el cielo.
Paloma mensajera y, a la vez,
nostálgico asesino entre las sombras.
Entrecortado canto poblado de silencios.

Un hombre es a otro hombre, la muerte y su milagro.

Intento arrancar la venda de mis ojos,
doy duros golpes en el propio centro del timón
para desviar el rumbo y no consigo nada.
Fumo cigarros y bebo alcoholes fuertes.
Dibujo entre los ojos de la mujer que amo,
la posibilidad de un nuevo recorrido,
y frente a esa mirada maravillada por mi terror
rompo el sextante y la pequeña brújula marina,
y en el corazón pleno de la niebla
-en el comienzo de este nuevo final-
arrojo como si fueran desperdicios
mis últimos recuerdos al mar
y beso tus labios.

Tierra firme
y nuestro barco se retuerce entre las olas,
movimientos desesperados a punto de naufragar,
son el movimiento de nuestros cuerpos.
Babas y leches
se confunden con el torrente de aguas marítimas
y algas
y brillantes moluscos como perlas,
sacrificados a un dios.

Mar abierto
y nuestro barco encalla
en los afiebrados latidos de tu corazón,
tambor entre los leves murmullos de la selva.
Indómito
-salvaje anidando en la maleza-,
arranco tu sexo de la tierra, violines de la música,
movimientos como puñales clavándose en el cielo.

Antes de comenzar mi nuevo camino,
trato de señalizar el punto de partida.
Arranco desde donde el hombre se debate,
en los brazos sangrantes de la nada.

Yo soy ese hombre,
mordido por la vida humana a traición,
enajenado en el entontecido ritmo del reloj,
enloquecido por el palpitante ruido de las máquinas,
ensombrecido por la lujuria de los dioses asesinos
-hombres solitarios y, también, hombres habitados-,
y, sin embargo, doy mi primer paso.
Pequeño paso,
no emprendo veloz carrera hacia las tinieblas,
porque soy un hombre atemorizado,
que ya no sabe si su próximo paso
será marca o nivel de otros pasos humanos
o el callejón sin salida de su muerte.

En los pasos siguientes me desorienta
ver mi nombre en el nombre de las calles,
indicando la dirección deseada.
Brutal encuentro conmigo mismo y sigo andando,
porque seguir andando hacia otro descubrimiento cada vez,
después de los primeros pasos se hace costumbre.
Y, sin embargo, uno también se dice: aquí me detendré.
Detrás de mí, sólo montañas,
y sembraré esa tierra,
y atraeré con mi canto el agua de la lluvia
para que todo florezca y se reproduzca
y lo femenino sea ley del amor,
manzana delirante sin pecado,
y en ese paraíso viviré, tranquilamente, un tiempo.
Después algún humano habitante de la nada de Dios
intentará colonizarme y tampoco habrá guerra.

Cuando se sequen las flores,
cuando se pudran definitivamente los frutos,
porque ya no hay amor en su cuidado,
daré otro paso más,
pequeño paso conmovido como aquel primer paso,
y así, seguramente, veré distintos horizontes,
y así, seguramente, un día, moriré caminando
y nada pasará,
porque los violentos perfumes de mi cuerpo,
cuando camino, son mis propias palabras
y así, veo mi nombre volando en ese olor alucinado,
más allá de mi muerte,
caminando.

DESPUÉS DE LA MUERTE 1

DESPUÉS DE LA MUERTE 2

 

CONSULTA 
GRUPO CERO

CONSULTA 
GRUPO CERO

Amelia Díez Cuesta
Psicoanalista

Carlos Fernández
Psicoanalista

Pedir hora: 
91 402 61 93
Móvil: 607 76 21 04

MADRID
AMELIAA@terra.es

Pedir hora:  
91 883 02 13

ALCALÁ DE HENARES (MADRID)
carlos@carlosfernandezdelganso.com
www.carlosfernandezdelganso.com

CONSULTA  GRUPO CERO

Mónica Gorenberg
Psicoanalista

Pedir hora: 
976 25 25 17 - 659 09 10 60

ZARAGOZA - MADRID

 


LA MUJER Y YO
6

Yo quise ser un hombre desde muy joven
porque mi padre quiso que fuera un hombre
y hasta mi madre quiso que varón naciera
pero, a decir verdad, a mí, nunca me importó.

Y quise ser mujer, también, desde muy joven;
mi padre y mis hermanas mujeres se opusieron
y a mi madre, que yo fuera mujer, no le convenía
y entonces, sin otra alternativa, me hice hombre.

Me comportaba como un hombre
pasara lo que pasara,
hasta que ella, que ya no era mi madre,
se cruzó en mi camino.

Fuera de toda ley, me entregó su cuerpo
y la carne fue extensa en su belleza
y todo lo tocó con su alarido.
Su cuerpo atronaba por los corredores
de todo el pensamiento,
todos los pensamientos al unísono
no pudieron detener esa catarata de luz.
Ahí, es cuando, por fin, puedo decirle:
Siéntate un poco, conversemos.
Y ella rápidamente con su risa burlona:
¿De qué podemos conversar
si a ti lo único que te interesa es el sexo?
Y bailaba frenética
y se le bajaban un poco los pantalones
y cuando bailaba para otros
se le veían las bragas rojas, calientes,
y mientras movía el culo con frenesí
me decía ¿De qué vamos a hablar?
si a ti lo único que te importa es el sexo.
Y se bajaba del todo los pantalones
para mostrarme un antojo de fresa madura
en la mitad, exacta, del pliegue de sus nalgas.

A mí, se me subieron los ojos a la vida
y con la mano derecha
con la cual he escrito mis mejores poemas
le toqué el culo con cierta violencia varonil.

Ella se quedó como inmóvil y yo, lejano.

El contacto
de mi mano desnuda con sus nalgas desnudas
había transformado el mundo para siempre.
Mas el paraíso duró sólo un instante.
¿No ves?, yo llevaba razón
a ti lo único que te interesa es el sexo
y, ¿ahora qué, ahora vas a pensar que te deseo?

Yo lo había visto en algunas películas de Tarzán.
Me abalancé sobre ella y, mientras la violaba,
con voz de barítono afligido le decía:
Llevas razón, mi amor, tú nada deseas,
yo soy el criminal, y ahí, al menos ella,
tenía sus orgasmos, sus joyas, sus calandrias.

LA MUJER Y YO 6

¿Usted qué opina?

Pornografía   o  Erotismo

Hasta el día de hoy han votado:

Pornografia: 230.000     Erotismo: 387.000

AULA CERO DE FRANCÉS

Practicar el francés en Madrid
CURSOS INTENSIVOS 
Tel. 91 542 42 85. De 8 a 22 horas
TODO EL AÑO
www.aulacero.com
aulacero@retemail.com

 

CONSULTA GRUPO CERO
TRATAMIENTO DE PAREJAS

TALLER DE ENSAYO

Miguel Martínez Fondón
Psicoanalista

Coordinador: 
Juan Carlos De Brasi

Pedir hora: 91 682 18 95
GETAFE (MADRID)

91 547 56 64 (MADRID)

 

ALGO DE POLÍTICA O RECOLECCIÓN DE BASURA

LA PATRIA DEL POETA
I

Voluptuosa semilla, aquí me planto
y creceré y, aquí, echaré raíces
y tendré brotes que, a su vez,
tendrán otros brotes.
Decreto a la reseca meseta castellana,
la patria del poeta.
Arrancaré perfumes de tus rocas,
como de flores de la estación del sur,
y alguien dirá:
antes de los colores del poeta,
                                           vos,
eras gris.
Y yo recordaré:
haberte pintado los labios con mi nombre.

Sobre el verde aroma del limón,
-caballo de los astros-.
 Indio de luz,
 cobre rasgado por el oxígeno vital,
 mi poesía,
               pulmón del universo.

Líquenes cenagosos
y alforjas repletas de manzanas, 
detenidas en el tiempo del frescor.

Inmensidad,
                verde infinito,
sesgo del sol,
entre las cejas del profundo mar, 
atlántico silvestre.

No veis que soy el que os saluda,
desde más allá de las más altas cumbres, 
más allá de los oscuros cielos de Dios; 
desde la profunda galaxia de lo verde.

Meteórica expansión del arco iris,
soy un color que ya no tiene,
el blanco,
de la pequeña pureza inmaculada,
ni el manto negro de la muerte,
desolada,
ni los ojos sangrantes del rubí.

Soy del celeste cosmos y del sol,
la conjunción marítima y alada.

Mi voz,
es el rasguido de la guitarra astral.
 Mi canto,
es el sonido gutural del tiempo.
Canto y estallo cada vez,
y cada vez,
                me desintegro.

Pierdo mi ser entre fragmentos
y en ese vacío de nada y de color,
porque ya no seré,
recorro los espacios infinitos,
montado en verde luz,
                                pradera de los cielos
Pampa,
           tendida en las alturas.

LA PATRIA DEL POETA

LA MUJER Y YO
47

A medida que me acerco a los setenta años
comprendo con lujuria que estoy un poco solo.
Los jóvenes que crecen todo el tiempo
y los adultos que tienen problemas de dinero
y las bellas mujeres que vivirán al lado mío,
hasta que la muerte, en verdad, nos separe,
están muy ocupadas con sus cosas
con su propia vejez que se les viene encima
sin prisa pero sin ningún recato.

Así que te lo digo, a los setenta años,
conseguiré quedarme solo,
sin lazos de amor y de dolor,
solo, atado al mundo que me toca vivir
por palabras, por versos, algo de música
algún color desesperado con luz propia.
Pensando así, la verdad, amor mío
¿a quién no le gustaría envejecer?

A mí, me dijo ella, a mí
no me gustaría envejecer ni sola
ni mal acompañada y ya más de mil veces,
te dije, amado mío, que envejecen las plantas,
los muebles, el pavimento, las armas de guerra
pero la mujer, el sexo y la alegría no envejecen.

La sentí tan segura que llegué a pensar
que ella, de alguna manera, me decía:
Podrán envejecer hasta tus versos
pero nuestro amor, querido, no envejecerá,
aquí estoy yo, para sostenerlo,
y era tan hermosa cuando lo decía
que yo la vi diosa y desnuda,
desnuda y valiente toda para mí
y ahí fue cuando no tuve
miedo de envejecer o de morir.

Ella me habló del mar y yo lo entendí todo:
su carne esplendorosa sería la guarida
de mi vida carnal y mi palabra
y su carne, sin límites, del deseo,
la pulsión desmedida de mi canto,
será tumba de amor para mis huesos.

Palabra contra piedra, piedra contra palabra
se escribirá una historia, tal vez, de amor.

Hoy dos amantes mueren y, a la vez,
perduran en un verso de amor
donde la muerte atada por palabras
unidas entre sí al sol,
ocupada, con alguna inocencia,
de sus cosas, nos dejará
vivir un día más, un amor más,
nos dejará terminar este poema.

Y, después, dijo ella resignada,
la muerte perseguirá a los amantes
hasta alcanzarlos y algo les dirá,
algo les dirá, repitió ella, interrogándome. 

Bueno, le dije yo, tranquilizándola,
si se tratara de nosotros dos
la muerte no diría nada.
Se quedaría enmudecida, pálida de dolor,
por tener que matar tanta hermosura.

Pero algún día, igual, lo hará
insistió ella, terca y ensombrecida
y yo, macho y cantor,
sin darme cuenta de mis años
le dije toda la verdad:

Tenemos como cien años, amor mío,
algún día vendrá.

LA MUJER Y YO 47

Indio Gris

*Recomendamos que actualice su reproductor Windows Media.

 

ESTE MATERIAL FUE GRABADO EN DIRECTO
EN EL RECITAL DE POESÍA DEL LUNES 28 DE JUNIO DE 2004


 

subir

Indio Gris