Revista semanal por Internet Indio Gris
Nº 170. AÑO 2003 JUEVES 18 DE SEPTIEMBRE

poesía cartas de amor psicoanálisis erotismo política o basura cartas del director

FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2003

NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS
CASTELLANO, FRANCÉS, INGLÉS, ALEMÁN
PORTUGUÉS, ITALIANO 

El futuro me llama

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Y
EL INDIO DEL JARAMA
LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO DEL SIGLO
XXI

Indio Gris


INDIO GRIS Nº 170

AÑO IV

EDITORIAL 

Estimados lectores, como os dijimos, en el mes de agosto hemos estado en Buenos Aires con motivo de la:

"EXPOSICIÓN DE ÓLEOS DE MIGUEL OSCAR MENASSA". CENTRO CULTURAL GENERAL SAN MARTÍN SALA 1. Del 5 al 31 de Agosto  

y también del: 

XIVCongreso Internacional Grupo Cero LA MUJER Y YO. Un Congreso sobre la sexualidad según la poética planteada en el libro "La Mujer y Yo" de Miguel Oscar Menassa 

y continuamos con las notas de prensa:

ENTREVISTA A MIGUEL OSCAR MENASSA PARA LA REVISTA 
DEBATE, POR DANIEL CHIROM. Publicada el viernes 29/8/03

Un extraño fenómeno rodea a la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero, que hoy se ha constituido en una de las asociaciones de ese carácter más extendidas en España. La fundó Miguel Menassa, un profesional argentino que hoy tiene cientos de discípulos y también una importante editorial que edita tres publicaciones quincenales de una tirada superior a los cien mil ejemplares. Esta es la historia del grupo. 

"La palabra psicoanálisis no estaba en los diccionarios comunes cuando yo llegué a España en 1976", afirma enfático Miguel Oscar Menassa, 63 años, director y fundador de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero. Para él, ser un adelantado produjo sus frutos: la agrupación que él dirige cuenta con trescientos alumnos, cuatro locales en Madrid y otros tantos en Barcelona, Ibiza, Málaga y Zaragoza. En Buenos Aires, lugar donde fundó la asociación en 1971, también tiene un local donde se imparten clases y se realizan actos.

Además, Menassa dirige tres revistas quincenales: Extensión universitaria, con una tirada de ciento veinticinco mil ejemplares que, según su pie de imprenta, es la "revista de psicoanálisis de mayor tirada del mundo"; Las 2001 noches, publicación dedicada a "la poesía, aforismos y frescores", y una revista dedicada a la plástica que se llama Oleo, amén de una publicación virtual semanal bajo el título de Indio Gris. Además, conduce una editorial que ya lleva cien títulos publicados, tanto de poesía como de Psicoanálisis.

" Siento que me lo merezco y me emociona. El chiste más grande que he hecho es llevar la poesía a las cumbres más altas del conocimiento"

Para sumar a todo eso, Grupo Cero otorga becas para médicos y psicólogos que quieran estudiar en sus claustros, "pero sólo a través de los respectivos colegios profesionales" según
reza la página web. Y premios en concursos de poesía, con publicación para los ganadores.

Mientras se realiza esta entrevista, una cámara de video registra permanentemente a Menassa. La maneja una de sus discípulas españolas, que gira alrededor de su maestro tratando de captar sus gestos más minúsculos desde todos los ángulos posibles. "Llevo dos años grabándome -afirma el psicoanalista- y los domingos me filman cuando pinto; me hacen una entrevista y luego la ponemos en Internet. No me doy cuenta de cuando me graban, pero me molesta si lo hacen mientras me estoy levantando una mina". El chiste es festejado por varios de su adeptos, quienes siguen sus palabras con devoción.

Poema 16 
de Miguel Oscar Menassa
(del poemario "La mujer y yo") 

Cuando ella me atacaba sin motivos,
yo, casi siempre, pensaba lo peor:
celos o dolor o falta de dinero
o la muerte de un familiar querido
o la central eléctrica que saltó en mil pedazos,
una guerra imprevista, la fortuna extraviada
o millones de niños muriéndose de hambre.

Mas ella dijo: No, hoy no me pasa nada,
hoy te ataco porque tengo motivos.
Pero aclararte quiero que, para el dolor,
alcanza un solo ser, querido, muerto.

No busco, especialmente, casi nada.
Cuando me llevo por delante lo que buscaba
algo encuentro pero vuelvo a perderlo
en el próximo paso, la próxima frase,
el polvo próximo, la poesía ahí.

Hablar con ella y hacer el amor con ella
eran dos tareas absolutamente diferentes:
Cuando hablábamos ella quería decirlo todo,
cuando hacíamos, el amor ella quería que yo
lo hiciera todo, deseo y baile, todo para mí.

La primera vez que la interrumpí
para poder decir mis cosas
me dijo que no fuera machista
que la dejara hablar libremente
que la dejara desarrollar su vida.

La primera vez que le dije
que fuera más activa sexualmente,
ella me dijo casi sin inmutarse:
¿Porqué no contratas una bailarina?

O, mejor todavía, un profesor de danza
o una masajista clónica y acelerada
y con tanto movimiento no habría poesía
así que calla y come y luego descansa,
ama con pasión esta quietud y escribe.

Cero puro

Grupo Cero nació en Buenos Aires en 1971, dos años después de que su ideólogo se recibió de médico. "Tomamos ese nombre porque dijimos, no somos nada, no amamos anda y no ambicionamos nada. Por eso somos cero", comenta Menassa. Eran un despredimiento de la Asociación de Psicoanalistas Argentinos y entre sus fundadores estaban Sergio Lariera, Roberto Molero y Horacio Vallas. "Cuando redactamos el Primer Manifiesto -rememora- estábamos todos borrachos en el bar la Espumita. Es que éramos un grupo de atormentados, todos médicos, que nos dedicábamos al alma".

En el primer documento del grupo se reivindicaba a Marx, Freud, la epistemología y a varios poetas, entre ellos los surrealistas César Vallejo y Cesare Pavese, junto a narradores como Henry Miller y William Faulkner. Por supuesto, Jean Paul Sartre no estaba ausente. "El poeta Luis Lucho -dice Menassa- me llevaba a las fábricas a recitar poemas". Para esa época Menassa ya tenía publicados cuatro poemarios. Hoy cuenta en su haber con veinte libros de poesía, más seis de narrativa, siete de psicoanálisis y varias obras en colaboración, además de pintar cien cuadros por año.

Su método para ser prolífico parece sencillo "Lo que pasa es que la gente se masturba mucho. Yo no me masturbo más, y entonces tengo un montón de tiempo".

En sus comienzos el Grupo Cero tenía fama en Buenos Aires de realizar fiestas muy concurridas, donde la libertad sexual era absoluta. Eran los tiempos del amor libre y el hippismo.

Pero Menassa desmiente todo eso con énfasis: "Proponíamos garchar todo el día porque el hombre que no folla diariamente tiene la mente trabada. Pero eso no es amor libre. Garchar todo el día significa: si no tenés mujer para follar, escribí un poema, pintá un cuadro, camina por la calle y encontrá a una señora y ayudala a cruzar el perrito o hacé la revolución. Claro, el boludo que creía que garchar significaba garchar, se echaba tres polvos y después decía que el Grupo Cero era imposible porque no se podía estar garchando todo el día".

El adelantado 

"Lo primero que hice en España -dice Menassa- fue publicar un aviso en el diario que decía ' Freud, Lacan, supervisión' y más abajo firmaba yo como director del Grupo Cero. Esto fue en agosto y para noviembre ya contaba con tres grupos de estudio y quince pacientes".

"No sé si él llegó a España porque se tenía que ir de la Argentina o el psicoanálisis lo envió", comenta Magdalena Salamanca, psicoanalista y bióloga española del Grupo Cero o como le gusta autodefinirse, "soy cero puro pues pertenezco a la asociación desde la primera hora".

"Yo había sido psiquiatra de algunos de los muchachos que estaban encerrados en Villa Devoto y tenía miedo", confiesa Menassa. El éxodo de psicoanalistas argentinos también se orientó a otros países como Brasil, Israel, Nicaragua y Venezuela. En esas tierras, los discípulos de Freud también fueron pioneros. "Recuerdo que en un aviso en Cambio 16 publicaron la palabra psicoanálisis con errores ortográficos", prosigue el director.

Amelia Diez Cuesta es una figura central dentro del funcionamiento de la asociación en España. Esta mujer de cincuenta años de edad, nacida en la península, tiene a su cargo el Master en Clínica Psicoanalítica y dos seminarios sobre Freud y Lacan. "Yo me acuerdo que cuando ella vino a estudiar conmigo le vaticiné que en diez años tendríamos cuarenta grupos de psicoanálisis en España. Nadie me creyó, pero ella sí, y ahora es la jefa", asegura Menassa. "No hay en España otra escuela como el Grupo Cero - afirma Amelia-. En mi país la carrera psicología es muy nueva y recién ahora apareció psicología clínica. Los que empiezan a cursarla vienen a nuestra escuela a solicitar un certificado de que han hecho algún curso en el Grupo Cero. Tal nuestro prestigio".

Juan Carlos De Brasi es un psicoanalista argentino que emigró a España hace dos años para trabajar con el Grupo Cero. "Lo importamos -aclara Menassa- porque es un gran profesional y le pagamos un buen sueldo para que nos ayude en nuestra tarea". A su vez, De Brasi afirma que la escuela "es la única de psicoanálisis que apostó por un seminario de pensamiento".

Menassa los escucha con atención. Su mirada es la de un maestro con sus discípulos. Sin embargo, aclara: "No soy un patriarca. Cada uno se guiará por su propia ceguera. En todo caso, soy el que ordena las cegueras". "En España -interrumpe Amelia- escuchan la palabra psicoanalista y automáticamente preguntan si eres del Grupo Cero". "Me siento feliz por ello", remata Menassa, mientras Amelia jura que "no hay otra escuela de psicoanálisis en mi país como el Grupo Cero, porque hacer una como la nuestra es muy dificil. Los que están en el grupo no pueden dejar de leer toda la obra de Freud, porque así como un poema lo leemos hoy y luego lo leemos mañana y es distinto, una teoría como la freudiana no puede tener una lectura igual en todas las épocas y circunstancias".

"Desde ese primer aviso -reflexiona Menassa- me fueron bien las cosas. Logré todo lo que puede lograr un hombre. Como psicoanalista conseguí lo máximo: soy director de una escuela. Y como poeta logré algo que querían Freud y Lacan, que un poeta fuese director de una escuela de psicoanálisis".

"Llevo dos años grabándome - afirma el psicoanalista- y los domingos me filman cuando pinto; me hacen una entrevista y luego la ponemos en Internet

La poesía y yo

Poner a la poesía aliado del psicoanálisis no es ninguna novedad. Pero sí lo es ponerlos a la par y como disciplinas que necesariamente deben interactuar, al menos en el grado que lo plantea Grupo Cero. "Un psicoanalista que no sepa nada de poesía no sirve porque el imaginario de la poesía es universal, mientras que el del psicoanálisis es restringido, teórico", opina Amelia. Y Salamanca es aún más enfática: "La poesía es fundamental para pensar el psicoanálisis. Cuando Freud habla de teoría recurre más a la poesía que a otras ciencias. Todo psicoanalista tiene que posicionarse frente a la poesía como un trabajo más".

El Grupo Cero cree que es imposible transmitir el psicoanálisis si no hay escritura de por medio. "No se pueden fabricar psicoanalistas -sostiene Menassa- si ellos no escriben, porque para ellos es la única forma que poseen de demostrar cómo les fue trasmitido el psicoanálisis". Actualmente la asociación tiene 35 talleres literarios.

Por supuesto que tanto fervor por el verbo poético les viene de su fundador quien publicó su primer poemario (Pequeña historia) en 1961.

De allí que el poeta más leído sea el propio Menassa. Su último libro, La mujer y yo, que consta de cuarenta y siete poemas y dos CDs, fue objeto del XIV Congreso Internacional del Grupo Cero, que se llevó a cabo la semana pasada en el Centro Cultural San Martín, en Buenos Aires, bajo la advocación: "Un Congreso sobre la sexualidad según la poética planteada en el libro La mujer y yo, de Miguel Oscar Menassa". Durante tres jornadas que comenzaban bien temprano a la mañana y culminaban ya entrada la noche, alrededor de ciento cuarenta asistentes, la mayoría de ellos psicólogos y psicoanalistas y estudiantes de esas carreras, escucharon atentamente a treinta y tres expositores que analizaron los versos del citado volumen.

Amelia explica el porqué: "La escritura de Menassa es diferente a Menassa, es más que él y forma parte del pensamiento psicoanalítico junto con Freud y Lacan". "El congreso anterior -prosigue Amelia Díez Cuesta- fue sobre toda la obra de Menassa, pero éste sólo fue sobre su último libro porque allí está toda su investigación sobre la mujer".

Menassa la escucha y luego agrega:

"Siento que me lo merezco y me emociona. El chiste más grande que he hecho es llevar a la poesía a las cumbres más altas del conocimiento". Luego, con tono no exento de dramatismo, se pregunta: ¿Porqué yo he tenido que escribir este libro? Después de este libro, por doscientos años, nadie va ha poder decir nada de la relación entre el hombre y la mujer. Hay aquí cuarenta años de experiencia en una escritor sobresaliente como soy, porque los halagos que recibí como escritor nunca los he recibido ni como psicoanalista ni como pintor".

Casualmente, la pintura, otra de las pasiones de Menassa, también tuvo cabida en Buenos Aires con una exposición de sus óleos que acaba de finalizar en el mismo sitio donde se realizó el cónclave sobre su libro. En el Grupo Cero existen 16 talleres de pintura y uno de cerámica. En esta muestra reciente, se vendieron todos los cuadros de Menassa. Cada obra suya oscila entre los seiscientos y los seis mil euros. "Pero aquí -aclara el pintor- les pongo, al igual que con los libros, el mismo precio en pesos, o sea hago la conversión uno a uno".

Su hija, Alejandra Menassa de Lucia, una médica y psicoanalista de treinta y un años, heredó su vocación poética. El año pasado publicó el poemario La muerte en casa que mereció el Primer Premio de la Asociación Pablo Menassa de Lucia. Hace dos semanas presentó junto a otros poetas del grupo su libro en esta ciudad, con versos llenos de ritmo y una ironía filosa, tal como la personalidad de su padre, quien declara: "Yo soy una persona normal que llegué siempre a horario a los exámenes, tuve hijos, y sin embargo soy un escritor maldito. Si Alejandra Pizarnik me hubiese hecho caso, aún estaría viva".

Luego de dos horas de entrevista, con una cámara sobrevolando la habitación todo el tiempo, cuadros por doquier, diez discípulos escuchando atentamente cada palabra del fundador del grupo y declaraciones donde muchas veces el pudor falta a la cita, no queda más que una pregunta:

Miguel Oscar Menassa, ¿quién es usted? Hay gente que aún me llama Miguelito. Cuando era joven trabajaba en el mercado Inclán vendiendo fantasías para las mujeres. Mi papá me contaba cuentos árabes y yo bailaba el tango. Soy Miguelito, y pienso que soy un gran escritor, que soy inmortal.

En las próximas tres décadas, de los sesenta y tres a los noventa y tres años, me quiero hacer mortal, vivir la vida, gozar de lo producido.

       
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