Revista semanal por Internet Indio Gris
Nº 111. AÑO 2002 JUEVES 4 DE JULIO

poesía cartas de amor psicoanálisis erotismo política o basura cartas del director

FUSIONA - DIRIGE - ESCRIBE Y CORRESPONDE: MENASSA 2002

NO SABEMOS HABLAR PERO LO HACEMOS EN VARIOS IDIOMAS
CASTELLANO, FRANCÉS, INGLÉS, ALEMÁN
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AUTORETRATO DE ESPALDAS

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DE UNA FUSIÓN
EL BRILLO DE LO GRIS
Y
EL INDIO DEL JARAMA
LA FUSIÓN CON MÁS FUTURO DEL SIGLO
XXI

Indio Gris


INDIO GRIS Nº 111

AÑO III

EDITORIAL

ENTREVISTA AL POETA MIGUEL OSCAR MENASSA

 Carmen Salamanca: ¿Para la escritura también hace falta que alguien genere ese deseo de escribir?

MOM: “Alguien” es una manera de decir. La verdad, no se sabe lo que sufrió el primer poeta (y no sé si alguna vez se sabrá) para escribir el primer verso de la historia, sin que hubiese antes escrito ningún verso. ¿Va por el lado de la pregunta que me dijo? Usted dijo: ¿existe algo que me haga desear escribir poesía? Sí, los poetas anteriores a mí, para decirlo más entendible, los poemas escritos antes que yo.

CS: La escritura tiene su propio movimiento y hay que abandonarse a ese movimiento para poder escribir.

MOM: Abandonarse es una palabra muy fea, pero es abandonarse lo que hay que hacer. Claro, a la gente le dices abandonarse y te dice “qué me voy a abandonar”. Yo, cuando era chiquito, yo aprendí muchas cosas.

¿Qué palabra había usado? Entregarse. Yo cuando era muy jovencito fui al hipódromo y fue brutal porque un hombre grande que estaba ahí, del cual me hice bastante amigo, me dijo un día “¿viste como corrió el número cuatro?” y le dije “¿qué numero cuatro? yo lo único que vi era el número ocho, que era al que había jugado”. Me dijo: “Ah, entonces tú no disfrutas, sólo miras el caballo al que apuestas. Eres un boludo, resulta que vienes al hipódromo, el mejor espectáculo del mundo, y en el único caballo que te fijas es en el que apuestas”. Es genial. Bueno, a partir de ese día sé cómo corre el número tres, el número cuatro, el número cinco, el número ocho. Pero claro, tuvo que decírmelo ese señor previamente humanizado, me humanizó. Es decir, que no hace falta que sea la madre.

CS: Quiere decir que todos los factores del fenómeno hacen al fenómeno.

MOM: Usted dice: “doctor Menassa, no hay yo y el fenómeno”, tratándose de Carmen Salamanca. No, el fenómeno generalmente incluye a un montón de sujetos que además uno no conoce. Como el otro día explicaba el profesor sobre el trabajo: Usted se toma un café y hay treinta y seis servicios para que usted se pueda tomar el café en el bar, pero en realidad usted conoce al dueño del bar y al camarero que le sirve. ¿Ve que para que usted se pueda tomar un café, el fenómeno y usted, sólo conoce a dos personas de 36 que intervienen para que usted se pueda tomar el café? Así es todo el mundo, así son los poemas. ¿Entendió lo del café? Si no, se lo explico todo de nuevo, porque si se entiende lo del café se entiende todo lo otro.

CS: Sí.

Público: Yo no.

MOM: ¿Por qué no? Que para que yo malgaste la pintura como la malgasto, no sólo estoy yo y El Corte Inglés sino que está yo, El Corte Inglés y unos 36-38 servicios para que exista este tubo de óleo, otros 30 servicios para que existan las telas. Claire que las pidió, Cruz que las pagó, yo que las pinté y el empleado de El Corte Inglés que me las vendió: 4 servicios pero hay 40 servicios que faltan y es gente que yo desconozco y que ha trabajado para mí. No veo por qué ustedes tienen tanto problema en producir para la gente. ¿Se entendió? Si no se entendió lo explico de nuevo pero claro, cada vez peor.

CS: Yo es otros.

MOM: De Rimbaud.

CS: Como con los colores, las combinaciones de las palabras, de las relaciones, son infinitas.

MOM: Sí, las combinaciones de las palabras y, si usted prefiere, las del amor. ¿Quién podría decir quién hace bien el amor? Porque están los neuróticos, que los descartamos porque no hacen el amor, hacen otra cosa. Pero dentro de los que hacen el amor ¿cuál es la forma normal de hacer el amor? ¿Usted conoce alguna manera normal de hacer el amor?

CS: No, no sé qué es lo normal, quiero decir que debe haber tantas combinaciones como sujetos.

MOM: Y algunas más porque, para el sujeto, hoy es hoy y mañana es mañana. ¿Entendió?

CS: Sí.

MOM: El asunto es que el imaginario es lo privado en última instancia, también para el sujeto. El sujeto se puede levantar una mañana y realizar algo que nunca realizó, como si fuera otro sujeto, lo que pasa es que el imaginario también es inconsciente para el propio sujeto. Porque, entre que no me dejo meter la mano entre las piernas y que me dejo meter la mano entre las piernas, hay un cambio de imaginario para el sujeto, ¡para el sujeto! No que el sujeto no tuviera la posibilidad imaginaria de hacerlo de esa manera, sino que jamás se imaginaría el pobre hombre que lo podría hacer de esa manera. ¿Me siguen o me estoy enredando? 

CS: Un escritor sólo se puede formar desde otros. Me parece que antes me estaba peleando con la idea de que la escritura es un don, de que es una inspiración divina.

MOM: En los tiempos que corren, que casi nadie escribe o todo el mundo escribe mal, la verdad, parece una inspiración divina, pero es un trabajo. Es por los tiempos que corren que parece una inspiración divina. Como nadie hace las cosas bien, cuando alguien las hace un poquito bien, parece que están tocadas por Dios o por algo parecido.

El ruido de la máquina retumba en mi cabeza.
Algo fuerte me digo,
algo que impida que el universo se detenga en tus brazos.
Calandria de la noche azul
partida y desesperada noche del vuelo.
Ahí donde el amor hace abandono de sus hábitos.
Este es el tiempo brutal de la inocencia,
algo para recordar, el resto es mejor olvidarlo.
¿Qué es lo que se derrumba, mi amor, cuando no estás?
Aquí la verdad eres tú,
tu sonido es sonido de todos los cantos.
Alejado espejismo, turbia melancolía desteñida.

QUERIDA:

No un vacío de vacíos, sino la máquina misma de producir lo que el vacío sólo nombra.

Te amaba y lo sabía, era tu amante secreto de las noches de locura y traición. Cuando alguien besaba mis labios, te retorcías como una víbora maldita dentro de mis propias tripas. Toda nueva caricia era mi perdición. Con cada nueva caricia tu recuerdo se hacía más majestuoso, más delirante.

Ahora, cada vez que hago el amor, se ponen a llorar todos los poetas.

 

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Nada es verdaderamente amable para un padre de familia a una cierta edad.

- La suya, por ejemplo.

- Tener que comportarme todo el tiempo como si fuera el mayor me resulta horrible y cansador, me agoto en eso. Porque, no me negará, doctor, que la mayoría de las veces son las cosas más simples las que rigen el destino de un hombre.

- El suyo, por ejemplo.

- Mire doctor, si alguien me preguntara, lo puedo decir con tranquilidad, tengo un amor. Hace más de veinte años que vivo con la misma mujer y cuando ella ambiciona otro hombre yo me la follo como si recién la conociera.

- ¿Y durante veinte años con una sola mujer?

- Mire, doctor, yo sé que algún boludo me lo puede preguntar, entonces, le contestaré, primero, que ese fue mi padre.

- ¿Y usted?

- Yo le diré, no exactamente como mi padre, pero en su estilo. Yo nunca engañé a nadie, todo lo mostré, todo lo dije. ¡Y bien que pagué caro por cada libertad!

Quiero decir, ya tuve amoríos, ya fui joven. Todo mi sexo a partir de ahora será invisible. Nadie lo podrá demostrar.

Pagar impuestos no es lo peor que me toca hacer. Envejecer, eso es lo bravo. Envejecer, saber cada día quién soy. Siempre lo he pensado pero recién ahora me toca vivirlo, una gran aventura sólo se desarrolla en una vida serena, tranquila.

Hay un tiempo quieto en mi vida que debo eliminar.

- ¿Estos encuentros?

- Hay un ser que sólo quiere ser. Hay un boludo en mí, alguien que murió antes de tiempo. Hay una verdad que me reúne con la eficacia de las sombras. Ve, doctor, quiero ser eso, quiero serlo aun bajo la faceta de no ser, lo quiero así, aunque sea imposible: un hombre, amo a las mujeres, la lectura, la música, la pintura, los juegos de azar.

- No sabía que usted practicaba juegos de azar.

- ¿Qué, le hubiese resultado interesante, que un miserable jugara?

Y qué, ¿no me va a contestar?... Bueno, yo también me recibí de médico pero eso poco importa, me importa trabajar, eso sí, y luego hacer el amor y, pensándolo bien, me gusta quedarme quieto, eso me gusta más que nada en el mundo, quedarme quieto, quieto...

- Continuamos la próxima.

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Estuve una hora y media mirándola y desviando la mirada cuando otras mujeres y otros hombres buscaban mi mirada.

Y cuando ella hizo de cuenta que yo no estaba pendiente de sus movimientos, le hice una broma a la camarera y ella se enojó para siempre, y me dijo a los gritos delante de los otros cien comensales:

- No quiero saber nada de vos. Nunca más.

Cuando ella gritaba, yo me sentía libre, y apoyado en la doble negación de su frase, la arrinconé contra la mesa y caímos los dos juntos con los ruidos de copas y cubiertos que volaban por los aires impulsados por nuestros movimientos. Ella caliente, boca abajo chupando el vino del mantel, seguía gritando:

- Ahora te la tenés que garchar... hijo de puta.

Mientras se movía como una gozadora.

El marido, un señor entrado en años, decía:

- Huy, huy, huy...

Y mi mujer, un poco riéndose:

- Borracho de mierda. Pero qué hacés loco. Pará, te la estás garchando.

- No mi amor, no mi amor, estamos bailando el chipirri.

Y decía en voz alta:

- CHI PI RRI.

Y se la metía y se la sacaba y se la metía y CHI PI RRI y se la quitaba.

- Vení, vieja, bailá con nosotros.

Y al marido, también le empezó a gustar y al grito de CHI PI RRI, empezó a tocarle el culo a mi mujer, pero una amiga de ella, que estaba esperando un momento de libertad le hizo una toma al marido y lo chupó hasta secarlo, mi mujer comenzó a besarme las nalgas. Y la camarera, que había armado el lío nos tranquilizaba ofreciéndonos una copa de vino.

 

¿Usted qué opina?

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Hasta el día de hoy han votado:

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ALGO DE POLÍTICA O RECOLECCIÓN DE BASURA

La palabra determina desde antes de su nacimiento, no sólo el estatuto del sujeto, sino la llegada al mundo de su ser biológico.

Imputarle al paciente la realidad de una relación actual con el objeto, equivale a proyectar al sujeto en una ilusión enajenante que no hace sino reflejar una coartada del psicoanalista.

Y ahora me toca confesarlo: soy un escritor,
el resto fue todo investigación.
Haberme casado, dos veces.
Haber tenido seis hijos.
Haber estudiado medicina.
Ejercer esa disciplina más de treinta años,
forma parte de mi cultura general.
En cuanto a la pintura,
ciertas prácticas sexuales extravagantes,
el juego,
ciertas inclinaciones revolucionarias,
todo era ver,
todo era dejar en mí marcas de escritura.
Yo tenía que ser hecho todo de nuevo
y eso es lo que estaba ocurriendo.

Indio Gris


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